La calma en plenitud y en el silencio, esa calma densa que
impone la nieve cuando se ha hecho dueña de todo el suelo y no deja resquicios
a otros colores. Sobre ella brilla el sol y la convierte en espejo de armiño
universal. Será por poco tiempo pues habíamos quedado en que el sol en su
solsticio ha dicho aquí estoy yo y estoy creciendo. Es el círculo máximo y
extenso; en él pasa este día.
En esta gran bocana del teatro se suceden los actos
imparables de la vida; se siguen sucediendo a pesar del intento del olvido. ¿Qué
han sido, si no, estas fiestas continuas y sin tregua de comida y de ruidos?
Hoy vuelve a sonar todo como siempre, como antes del atraco,
como lo dicta el tiempo y lo exige la monotonía.
Vuelvo sobre un asunto que me inquieta. Lo hago con un
ejemplo muy notable, el del señor Junqueras, que invoca su condición de hombre
religioso como eximente o al menos como atenuante en su asunto jurídico. Y
claro, allí fue Troya, ni puñetero caso al susodicho. El lance me resulta
necesario tan solo como ejemplo. Yo a nadie deseo la cárcel, entre otras
razones porque pienso que no sirven acaso para nada. Es largo el análisis pero
ahí queda mi opinión, por si hay alguna duda.
Pero es que argumentaciones semejantes las he oído en otras
ocasiones. Y lo que me preocupa sobre todo es lo que no se dice y se silencia: Es
así que el católico (¿sirve para cualquier religión?) es buena gente por ser
católico, ergo los no católicos al menos corren el peligro (por el hecho de no
serlo) de no ser buenas personas; es decir, incluso se hallan en el despeñadero
de ser malas personas.
Y así no vamos a ningún sitio. En el fondo, es como negar la
posibilidad de una moralidad y de una ética civiles, o, en todo caso, si
existieran, considerarlas inferiores a la moral católica. Lo exhiben mucho las
personas que defienden con ahínco las clases de religión en el estatus en el que
se hallan ahora mismo. Eso, si no es pensamiento único, se le parece mucho.
¿Cuántas veces habrá que recordar que lo que se impone es lo
acordado por la comunidad desde su razón y sus leyes y que todo lo demás -que no
es poco, por cierto- es de ámbito particular y no se puede sobreponer a la ley?
No sé quién le habrá aconsejado al señor Junqueras - a quien,
como a todo el mundo, le deseo lo mejor- esta estrategia, pero tiene muy poco
recorrido judicial y racional.
Pero este es solo un caso, y a mí me importa mucho más el
principio que es el que explica este y todos los demás razonamientos similares.
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