He escuchado muchos cortes, en medios de comunicación, de la
comparecencia de Rato en la Comisión del Congreso que estudia el asunto de
Bankia. Después he leído y he escuchado opiniones acerca de su chulería, de su
falta de honradez, de su desahogo y venganza, de…
Dando por supuesto que me parece el segundo personaje en
importancia (el primero es, por supuesto, ese señor siniestro llamado Aznar) de
los causantes de buena parte de la crisis que ha sufrido este país
(liberalización del suelo, burbuja inmobiliaria, ley de expansión de las cajas
de ahorro, red de carreteras radiales, tasas judiciales…), y sin sentir por él
precisamente ninguna simpatía, me quiero servir de una de sus respuestas para
mi reflexión.
Se le afeaba su altísimo sueldo en la entidad financiera y
todo el dinero que los españoles hemos tenido que desembolsar para rescatar
Bankia. Él contraatacaba con lo siguiente: a) Cualquier entidad financiera
remunera generosamente a sus responsables; y b) A la banca privada se le ha
inyectado más dinero que a las Cajas. Y remataba con esta frase lapidaria: “¿Saqueo?
Esto es el mercado, amigo”. Después casi todos los analistas se hacían cruces
por tal respuesta.
Y yo me escandalizo de que los analistas se escandalicen.
Solo habría cambiado una palabra, la última, para sustituirla por esta:
“idiota”. Los destinatarios no serían solo los escuchantes en la comisión sino
todos los que se llevan las manos a la cabeza cuando la oyen. ¿Pero es que no hacen eso en todas las
empresas? ¿Pero es que, en el libre mercado, no apaña cada cual lo que puede
para su bolsillo? ¿Por qué hay que ser tan hipócritas? Nos escandalizamos
cuando la cantidad nos sale de ojo, pero, sea cual sea su magnitud, el sistema
es siempre el mismo: el mayor beneficio personal a costa de los demás.
¿No estará la solución en atarle bien cortos los brazos a eso
que llaman el libre mercado precisamente para que no tengamos que pedir peras
al olmo más tarde? Pues claro que es el mercado, idiota. Sobre todo ese libre mercado neoliberal, desbravado y sin bozal que nos domina. Reflexiona, entonces,
sobre si ese es el mejor método para reducir las desigualdades y para poder
pedir alguna moral tanto pública como privada. Y no des coces contra el aguijón
ni prediques en el desierto ni siembres en pedregal. Solo conseguirás que se
sigan riendo en tu cara los que se sirven sin límites de esa pócima que llaman
libre mercado.
¿Te das cuenta o no?
¿Saqueo? Claro que saqueo, ¿qué te pensabas? Esto es el
mercado, idiota.
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