miércoles, 7 de febrero de 2018

EL DEDO EN EL OJO


El café estaba caliente y el primer sorbo debía esperar. No había prisa pues la meteorología apenas permitía el paseo durante la tarde. Así que pegaron la hebra por donde mejor les pareció. O tal vez no porque en la mesa de enfrente se sentaba una mujer hermosa y joven, que parecía absorta en la lectura. En otra mesa, una mujer entrada en edad también se recuperaba esperando a alguien que no llegaba. Los ojos de ambos se mecían de un lado hacia el otro, pero enseguida se quedaron fijos en los de la mujer joven. Y acaso eso fue el pretexto.
- La evolución es fascista, efectiva y excluyente: no tiene en cuenta nada más que la posición del más fuerte. La fuerza física es más natural que todas las leyes inventadas por el ser humano. Su aplicación daría mejores resultados. Lo que pasa es que no podemos decirlo así a lo bruto porque no nos lo admite lo políticamente correcto.
- Pero ahí es cuando interviene la inteligencia humana, esa cualidad que tanto ha costado elaborar y que doma la fuerza bruta de la naturaleza, hasta convertirla en algo beneficioso para todos los miembros de una comunidad.
- No, no, eso tiene trampa. Las leyes tienen que elaborarse en un proceso lento y fatigoso, mientras que las leyes naturales operan solas y sin coste en su proceso. Es más fácil y menos costoso que un águila se coma a un conejo que la elaboración de una ley en el Congreso.
- ¿Entonces qué propones?
- No propongo nada; simplemente describo y coloco elementos encima de la mesa para la discusión. Fíjate, además, en otra cosa. Una vez que la ley entra en vigor, hay que interpretarla y esto se hace mejor desde la situación de los poderosos, que tienen más posibilidades de convencer con la fuerza de la palabra propia o de sus abogados. Y no todo el mundo tiene ni el mismo dinero ni la misma formación.
- Ahí tienen que aplicarse los elementos correctores desde la comunidad.
- ¿Y por qué hay que hacer esto si la naturaleza no ha prestado igualdad biológica en todos los seres? Ojo, tampoco en lo que a inteligencia y habilidades se refiere. De este modo, muchas de esas habilidades dependen de las condiciones sociales en las que cada uno se desarrolle. Y ya dije antes que, evidentemente, estas son desiguales.
-Déjame que siga tu razonamiento y que lo estire un poco. De esa manera, deberíamos olvidarnos de todos los avances médicos que prolongan la vida de las personas, o dejar abandonado a su suerte a cada uno según las circunstancias de la vida. ¿Quieres que lo imaginemos en algún ser próximo a ti?
- Estoy proponiendo elementos para la discusión, no pronunciándome en ningún sentido.
- Tómate ya el café y, a pesar del frío, vamos a dar un paseo; en él seguiremos glosando tus malas ideas.

La última mirada, al salir de la cafetería, fue para la mujer joven, que seguía enfrascada en su lectura. Por la calle adelante, la mujer mayor caminaba con la persona a la que había estado esperando. La tarde estaba fría pero salieron camino del parque y se les veía gesticulando e interesados en el diálogo.

2 comentarios:

mojadopapel dijo...

C'est la vie...... Mientras unos divagan sobre lo divino, lo humano se puede mezclar en la conversación lanzado en una mirada al aire que recogerá, o no, una joven o una talludita, o al revés,no importa, lo hacemos una y mil veces a lo largo de un día o de una semana. Lo que cuenta es cuando se pone intención en la mirada y el receptor lo percibe.La comunicación a veces no es solo palabra, y puede tener un peso específico mayor que un interesante y polémico diálogo.

Antonio dijo...

La verdad es que la cosa no iba de miradas sino de conceptos; pero estos se licuan y hasta se evaporan ante una mirada. La realidad y la ilusión; la teoría y la práctica.
Antonio