sábado, 11 de agosto de 2018

PINZA



PINZA

Miro un muelle que abraza dos mitades
-centro de gravedad, punto de apoyo-
y junta de una pinza los apliques
para que de una parte se divorcien
mientras por la otra parte se conjuntan.

Abro y cierro la pinza: dos personas
hacen sexo o se besan, condenadas
a elegir entre dos hermosos actos.
Si hay besos, se detienen en el sexo;
si hay sexo, se separan en los besos.

¿Qué guardas, pinza, del remoto origen
de tus días de árbol o de plástico?
Hoy mis manos se juntan a tus manos
y aprietan tenuemente la abertura
que acoge entre sus brazos esa prenda
tendida al sol como estandarte en vela.

¿Qué restos se acurrucan en tus brazos?
Son ecos del amor, de intimidades
que siguen apegadas a esas ropas
que atenazas y aprietas.
No las cuentes a nadie, son secretos
que solo depositan en tu talle.

Me gusta ver tu oficio en los tendales:
desafías la fuerza de los vientos,
haces higas al agua y en las cuerdas
organizas un baile en el que ejerces
de maestra de títeres.

Tiende también mi corazón al sol,
airéame con viento de la tarde,
sécame de impurezas y no dejes
que nada me derribe y me convierta
en pinza derrotada que no supo
agarrar a la vida por sus partes
y hacer con ella un trato
de fuerza, de amistad y de coraje.

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