UGT: 130 AÑOS DE UN SINDICATO DE CLASE
Son los que se cumplen hoy de la fundación de este sindicato. Nada menos
que 130 años. Un sindicato que ya deja sus huellas por tres siglos distintos.
Una historia muy larga, como para observar en ella altibajos, montañas y
badenes, curvas y largas rectas. De todo.
Nada del pasado se debe juzgar con los ojos solo del presente: sería,
además de equivocado, injusto y ventajista, pues todo se produce en un contexto
y no tenerlo en cuenta desfigura su realidad.
Conozco un poco sus vaivenes de los últimos cuarenta años. Quiero decir
que los conozco un poco más de forma directa, aunque mi situación ha sido, como
con otras organizaciones, de tipo testimonial. No recuerdo que me haya solucionado
ninguna dificultad laboral y, sin embargo, ahí he estado como forma de
manifestar que no es lo mismo, en mi forma de entender las cosas, una organización
que otra, ni son lo mismo unos valores que otros.
A las organizaciones sindicales llamadas de izquierdas se les suele achacar
que son correa de transmisión de los partidos políticos homólogos y que
atienden más a una ideología que a los asuntos laborales de sus afiliados.
Ojalá tuvieran razón los que así opinan. Pero, ¿qué se han creído si no? Un
sindicato de clase nace como instrumento para mejorar la vida de las capas más
desfavorecidas de la sociedad en todos los sentidos. O sea, nace con una
ideología como base, tiene conciencia social y apoya, por ello,
reivindicaciones laborales y de todo tipo. Es que, sin ideología no se debe ir
ni a comprar el pan. Para preocuparse egoístamente solo de sus afiliados ya están
los sindicatos de derechas o corporativos a los que poco o nada les importa lo
que les suceda a los que no son sus afiliados. Obsérvese que, curiosamente,
todos son de grupos acomodados laboralmente y de gentes de derecha en términos
generales: pilotos, maquinistas, conductores de trenes, médicos…, y todos los
llamados “sindicatos de…” ¿Cuándo se ha visto a un sindicato corporativo luchar
por convenios y mejoras que afecten a toda la clase trabajadora? Sería una
contradicción en sus términos. Es como si queremos encontrar un partido político
que se reclame nacionalista y a la vez de izquierdas. Es, sencillamente, imposible.
Por razones muy diversas, la actualización de estas organizaciones
sindicales resulta muy necesaria. Pero tengo para mí que precisamente esa
actualización tiene que ver con volver a la esencia de los principios ideológicos
que los pusieron en marcha. Los principios siguen llamando a todos; las
aplicaciones de los mismos siempre son discutibles y analizables. Cada vez que
nos olvidamos de esas ideas fundamentales y nos fijamos en el corto plazo de la
aparente defensa de los afiliados, sin análisis acerca de su razón o de su
sinrazón, estamos dando pan para hoy y hambre para mañana. Los trabajadores
afiliados no siempre tienen razón, y los que ya tienen trabajo tampoco la
tienen siempre. También hay que hacérselo saber. Si no lo hacemos, la gente
pierde fe y se aparta de la afiliación y, lo que es peor, de la confianza en
los sindicatos.
Los primeros de mayo son una muestra clara de la situación emocional en
la que se encuentran muchos ciudadanos respecto de las organizaciones
sindicales. Deberían ser la mejor muestra del año para reivindicar mejoras
sociales y laborales de tipo general. Muchas personas, que sí se acercan a
otras manifestaciones con entusiasmo, rechazan e ignoran estas fechas tan
señaladas. El análisis espera. Los cambios, también. Los más necesitados no
pueden esperar más.
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