domingo, 12 de agosto de 2018

UGT: 130 AÑOS DE UN SINDICATO DE CLASE



                 UGT: 130 AÑOS DE UN SINDICATO DE CLASE
Son los que se cumplen hoy de la fundación de este sindicato. Nada menos que 130 años. Un sindicato que ya deja sus huellas por tres siglos distintos. Una historia muy larga, como para observar en ella altibajos, montañas y badenes, curvas y largas rectas. De todo.
Nada del pasado se debe juzgar con los ojos solo del presente: sería, además de equivocado, injusto y ventajista, pues todo se produce en un contexto y no tenerlo en cuenta desfigura su realidad.
Conozco un poco sus vaivenes de los últimos cuarenta años. Quiero decir que los conozco un poco más de forma directa, aunque mi situación ha sido, como con otras organizaciones, de tipo testimonial. No recuerdo que me haya solucionado ninguna dificultad laboral y, sin embargo, ahí he estado como forma de manifestar que no es lo mismo, en mi forma de entender las cosas, una organización que otra, ni son lo mismo unos valores que otros.
A las organizaciones sindicales llamadas de izquierdas se les suele achacar que son correa de transmisión de los partidos políticos homólogos y que atienden más a una ideología que a los asuntos laborales de sus afiliados. Ojalá tuvieran razón los que así opinan. Pero, ¿qué se han creído si no? Un sindicato de clase nace como instrumento para mejorar la vida de las capas más desfavorecidas de la sociedad en todos los sentidos. O sea, nace con una ideología como base, tiene conciencia social y apoya, por ello, reivindicaciones laborales y de todo tipo. Es que, sin ideología no se debe ir ni a comprar el pan. Para preocuparse egoístamente solo de sus afiliados ya están los sindicatos de derechas o corporativos a los que poco o nada les importa lo que les suceda a los que no son sus afiliados. Obsérvese que, curiosamente, todos son de grupos acomodados laboralmente y de gentes de derecha en términos generales: pilotos, maquinistas, conductores de trenes, médicos…, y todos los llamados “sindicatos de…” ¿Cuándo se ha visto a un sindicato corporativo luchar por convenios y mejoras que afecten a toda la clase trabajadora? Sería una contradicción en sus términos. Es como si queremos encontrar un partido político que se reclame nacionalista y a la vez de izquierdas. Es, sencillamente, imposible.
Por razones muy diversas, la actualización de estas organizaciones sindicales resulta muy necesaria. Pero tengo para mí que precisamente esa actualización tiene que ver con volver a la esencia de los principios ideológicos que los pusieron en marcha. Los principios siguen llamando a todos; las aplicaciones de los mismos siempre son discutibles y analizables. Cada vez que nos olvidamos de esas ideas fundamentales y nos fijamos en el corto plazo de la aparente defensa de los afiliados, sin análisis acerca de su razón o de su sinrazón, estamos dando pan para hoy y hambre para mañana. Los trabajadores afiliados no siempre tienen razón, y los que ya tienen trabajo tampoco la tienen siempre. También hay que hacérselo saber. Si no lo hacemos, la gente pierde fe y se aparta de la afiliación y, lo que es peor, de la confianza en los sindicatos.
Los primeros de mayo son una muestra clara de la situación emocional en la que se encuentran muchos ciudadanos respecto de las organizaciones sindicales. Deberían ser la mejor muestra del año para reivindicar mejoras sociales y laborales de tipo general. Muchas personas, que sí se acercan a otras manifestaciones con entusiasmo, rechazan e ignoran estas fechas tan señaladas. El análisis espera. Los cambios, también. Los más necesitados no pueden esperar más.

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