DÍA DE PUERTAS ABIERTAS
Me propongo luchar contra el olvido.
La cita es inminente, inaplazable.
Tendré que abrir las puertas a las prisas
con que ya está mirando la nostalgia.
Desconozco con qué me he de encontrar
en la sala de espera, en la que aguardan
los somnolientos hechos del pasado.
El recuerdo me hará seleccionar
lo que quiso quedarse para siempre
cerca de mí, conmigo.
Abriré las ventanas, daré paso
al viento de levante, con su brisa
y la carga de imágenes que traiga.
Vendrá el sol con sus rayos desolados.
También entrará el eco del invierno
con la nieve buscando desafíos…
Dicen que la memoria es selectiva,
que solo atiende a lo que deja huella
y no corta las venas. En mi auxilio
acudirán los días de más gozo
entre aquellos que son los que más quiero.
Si regresaran días de los otros,
los he de recibir con un saludo
e invitarlos con gracia y cortesía
a abandonarme pronto. Mi conciencia
tiene ya menos tiempo disponible
y no quiero gastarlo con fantasmas
que llegan desde lejos a asustarme.
Me quedo con las buenas compañías,
con los espacios blancos, armoniosos,
con la mirada franca de los míos.
Quisiera que los míos fueran todos,
pero extiendo los brazos y no alcanzo
más que a los que me abrazan con los suyos.
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