La velocidad con la que se producen los acontecimientos nos
entorpece y hasta nos imposibilita el análisis tranquilo y sosegado de lo que
va ocurriendo. Pero las cosas suceden, pasan, acontecen, se producen, acaecen…
Vamos, que están ahí, por más que se solapen y parezcan muchas veces anuncios
publicitarios que nos deslumbran y no nos dan tregua para asimilarlas.
Ayer mismo a mí me pilló con el pie cambiado el acuerdo entre
PSOE y UP. Creo que es lo que le sucedió a todo el mundo. El hecho merece toda
consideración por las consecuencias que puede acarrear para todos. Ojo, sin
embargo, porque es un acuerdo de intenciones y el Gobierno aún no está formado
y habrá que dejar muchas horas y muchos pelos en la gatera antes de cantar
victoria y tomarse unos vinos a su salud. Cautela, pues, y esperanzas, pero no
entusiasmo.
Ya habrá tiempo de dedicar pensamiento y opinión a esta
posibilidad de formar Gobierno de progreso; antes hay que andar el camino, y
este anda tortuoso y angosto todavía. A ver si se allana y lo hollamos todos
con confianza de una vez.
Uno de los hechos que ha velado este acuerdo es el análisis
sereno de los resultados electorales. Apenas unas primeras sensaciones
generales y ya está: la realidad manda y la foto del abrazo es más comunicativa
que el pensamiento elaborado y de alcance. Todos haríamos un ejercicio de
atontamiento si nos dejáramos llevar por las luces y no analizamos también las
sombras que toda realidad comporta.
Hoy quiero referirme solamente a una parte de esa realidad,
al resultado de VOX. No sé cuánta gente pensaba tan solo hace un año que esta
formación iba a obtener un resultado tan amplio. Yo, desde luego, ni lo imaginaba.
Aún hoy me cuesta creérmelo ¿Qué ha sucedido para que este hecho se haya
producido? Solo se me ocurren tres posibilidades. O había una fuerza latente
que no encontraba espita por la que manar, o algún fenómeno extraordinario lo
ha engordado, o ambos elementos a la vez.
Sospecho que los dos fenómenos se han conjugado y que esta
formación política ha recogido todos los descontentos producidos tanto por el
malestar latente de gente desesperada como por gentes muy enfadadas con algún
fenómeno concreto que se haya agravado. Mi mente, sin duda, está pensando en
Cataluña y en todo lo que allí se ha enquistado. Por supuesto que habrá otros
sustratos, pero estos creo que son los fundamentales. Los resultados de VOX
puede que hayan llegado para no quedarse, pues son fruto, en buena parte, de
criterios emocionales. Pero será labor de todos sustituir esos caldos de
cultivo en los que ha crecido para que no siga engordando la pulsión. Ojo
porque esta es labor de los próximos años y nos afecta a todos. Si no lo
hacemos, no podremos rasgarnos las vestiduras ni escandalizarnos como si
estuviéramos viendo al demonio. Y no lo lograremos si actuamos con el mismo método
de estacazo y tente tieso y de exclusión total.
Las cosas suceden por algo, aunque no siempre sepamos ver
cuáles son las cusas. Las gentes que han votado a VOX comen y duermen como los
demás, seguro que, a su manera, quieren también el bien de todos los ciudadanos
(esta disposición hay que concedérsela a todo el mundo), van a la compra,
algunos llegan con dificultades a fin de mes, otros andan desesperados por no
encontrar acomodo en la sociedad, unos están muy bien formados y otros muy
poco, muchos serán iluminados por no se sabe qué luz… Quiero decir que son
personas como los demás. Su descalificación global y sin argumentos tiene poco
sentido y no hace más que agitar sentimientos instintivos de rechazo a posibles
razones y el efecto contrario al que se buscaba.
Habrá, pues, que analizar los hechos, descubrir por qué se
producen y actuar en consecuencia. Siempre con la palabra y la razón, no desde
la descalificación absoluta y previa, que no provoca más que un efecto bumerang
contra el que descalifica de manera global y previa.
El resultado de VOX es uno de los fenómenos fundamentales del
veredicto en las urnas del pueblo español. El esquema de análisis y de reacción
razonada y caso a caso que aquí se propone puede estar equivocado, pero ahí
está. No sé qué hacen las agrupaciones y los militantes de cualquier partido
que no intercambian opiniones acerca de asuntos como este y todo se les va en
insultar al de enfrente y en alabar el solar propio. Así nos va.
Y, por supuesto, tiempo habrá de seguir el camino que ahora
empieza y que todavía apenas vislumbra la meta de la investidura. A ver si sale
el sol. Veremos.
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