OTOÑO EN EL PARQUE
Paseamos despacio por el parque,
sintiendo cómo pesan
los cuerpos sobre el manto de las hojas,
esas que no hace mucho nos miraban
con el sencillo afán de la costumbre
y ahora son dulce pasto del olvido,
exhaustas, moribundas, amarillas.
¿Recuerdas el fluir de nuestros cuerpos
en las noches azules del verano?
Hoy el frío nos contrae y nos descubre
echando pasos cortos y precisos.
Sin saberlo,
abrazamos el tiempo que nos resta
para seguir viviendo. Nos dejamos
llevar por el instinto y, en la esquina
donde la luz se apaga,
nos visitan las luces del amor
y nos damos un beso de nostalgia
que enciende en plenitud nuestras conciencias.
Esponjamos
nuestra ropa de lluvia y de recuerdos,
mientras vamos
a buscar el refugio de las calles.
Aquí quedan las hojas y con ellas
el eco de los ecos de los pasos
en esta fría tarde de noviembre.
Dame la mano y vamos
a buscar nuestros ecos
paseando los caminos solitarios.
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