lunes, 18 de noviembre de 2019

POR SI SIRVE DE ALGO



Si se defendía aquí mismo hace tan solo unos días que no es bueno rechazar por prejuicios y de manera absoluta, y esto se aplicaba a las formaciones políticas, en concreto a VOX, no estaría de más apuntar alguna nota que dé indicios de por dónde han surgido los votos de esta formación que tanto asusta, tal vez con razón.
Se decía aquí que sus votantes son personas como las demás: comen, duermen, tienen necesidades, pasan los días y los meses de muchas maneras… Como los demás hijos de vecino.
Con unos días de perspectiva, ya se conocen y están delimitados los lugares, las ciudades y los barrios en los que esta formación obtuvo un aumento notable de votos. Y de su análisis, se concluyen varias consecuencias. Porque los datos hay que describirlos y solo después tratar de explicarlos. La descripción nos evidencia que VOX gana en el barrio de Salamanca de Madrid y también aumenta espectacularmente en algunos barrios obreros de la periferia de la capital. Las muestras de otros lugares no difieren demasiado de las de este que nos sirve de ejemplo.
Las causas son siempre múltiples (como los son las consecuencias), y solo nos cabe saber jerarquizarlas y al menos examinar las principales para llegar a alguna aproximación a la verdad, que es lo único a lo que podemos aspirar.
¿Qué tienen en común algunos obreros del cinturón de Madrid con los acomodados de su barrio más rico? Aparentemente poco. Y, sin embargo, ahí están los resultados. Habrá que darle al cedazo para separar el polvo de la paja y para que nos quede el panorama algo menos confuso.
Sigo pensando, para mi desgracia, si es que estoy en lo cierto -cómo me gustaría equivocarme-, que, en términos generales, la derecha anda difusa en eso de los principios éticos -aunque posea acendrados principios religiosos-, pero que posee objetivos muy bien marcados: el poder y el dinero. Véase cómo los comportamientos políticos para formar mayorías sortean las dificultades con rapidez y casi sin escrúpulos. También en términos generales, la izquierda, en cambio, posee principios éticos, pero objetivos algo más confusos y diluidos.
Aplíquese esta consideración a elementos como violencia de género o cambio climático, por ejemplo, y veremos qué resulta. No parece que, en términos teóricos, se pueda discutir la importancia de estos dos elementos que se han propuesto para la consideración. Pero, ¿hasta qué punto acucia esto a gentes que no llegan a fin de mes o a aquellas que se pueden esconder en sus mansiones o hacer escapaditas a la sierra?
Me sigue pareciendo que, por debajo de todo ello, sigue existiendo un magma que calienta el ambiente y hace explotar los sentimientos en cualquier clase social. Se trata -vuelvo a decirlo- del asunto territorial. Unos alimentan a otros y los otros alimentan a los unos: los resultados de los independentistas y los de VOX están a la vista.
Contra todo esto no existen fórmulas mágicas, sino solo aproximaciones y limaduras constantes que tienen que ver con la información y con la formación de las personas. Pero no solo con ello, sino también con la aproximación en condiciones de vida de todos los miembros de la comunidad. Cualquier paso hacia la igualdad es una autopista que se abre hacia la convivencia y hacia el sentimiento de bienestar.
Y una consideración descorazonadora: la gente no tiene mucho interés en estar informada -cuesta esfuerzo y supone curiosidad-, sino que quiere sentirse informada, que le den las verdades mascadas y sencillitas, soluciones sencillas a realidades confusas. Si se les invita a activarse y a que hagan cosas, se corre el peligro de que se alejen y de que rechacen al que esto les propone. Si, en cambio, lo que se les propone es lo que tienen que sentir, en vez de analizar y actuar, el éxito fácil andará llamando a la puerta. Eso sí, menos mal que este éxito es efímero y de paja y, al día siguiente, la propuesta de sentimiento puede cambiar de acera, Y con ella, la manada que la sigue sin análisis y sin participación activa.
Ya se ve que hay mucho en lo que pensar y mucho en lo que actuar. Sin rechazos absolutos, con análisis y perspectivas realistas. Cada uno verá. Y ahora ya, a mirar al futuro, que hay mucho que hacer y que mejorar.

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