martes, 17 de diciembre de 2019

UNAMUNO EN BÉJAR



No, no se trata de ninguna resurrección ni de ninguna aparición milagrosa del personaje. Lo único que quiero es dar noticia y dejar constancia de la exposición que ha preparado, presentado e inaugurado la USAL en el Convento de San Francisco de Béjar, en recuerdo de las relaciones entre Unamuno y Béjar. Entre bambalinas y como comisario, José Antonio Sánchez Paso, a quien tanto le va la marcha de todo lo que suene a Béjar, territorio en el que se mueve como casi nadie.
A veces los astros se conjuntan y se ponen de acuerdo en orbitar a la vez, las sinergias andan siempre esperando turno y se activan en cuanto pueden. Quiero decir que la ocasión era propicia para esta exposición, tal vez a raíz de la película de Amenábar, Mientras dura la guerra, que tanto ha influido para recuperar, sobre todo en los niveles populares, la figura del rector Unamuno. En todo caso, bien se merece, en cualquier tiempo y ocasión, que se revisen su figura y su aportación al pensamiento.
He escrito varias veces acerca de lo que, para mí, representa Unamuno. Sigo pensando lo mismo. En brevísimas palabras, me resulta un creador poliédrico, desconcertante, apasionado y apasionante, siempre mirando hacia sí mismo para poder mirar afuera, e inagotable en su afán por escudriñar todo lo que atañe al sentido de la vida del ser humano. Y todo ello lo pienso desde la lectura de bastantes de sus innumerables textos. Esa es la mejor fuente para que cada uno extraiga conclusiones y actúe a partir de ellas. De hecho, estas exposiciones conmemorativas y de recuerdo no pueden ni deben aspirar a más que a incitar a ello, lo que no es poco.
Esta idea de volver a la persona y, sobre todo, a sus escritos nos sirve para cualquier lugar y para cualquier tiempo; también para Béjar y su relación con él. Existe una parte de sentimentalismo a la que no hay por qué renunciar, pero nunca debe ser superior a aquello que aporta el conocimiento directo y sin intermediarios de las ideas esenciales que analiza y ensaya, con independencia de los lugares concretos.
Claro que Unamuno tiene que ver con Béjar, con Béjar como realidad natural en la que buscar las esencias en el pensamiento, y también con Béjar como realidad humana en la que vivían personas que tejían la vida diaria en la mejor y en la peor intrahistoria. Por eso sus estancias en la ciudad y en la comarca, por eso sus amistades, por eso sus intermediaciones en los conflictos laborales, por eso sus diatribas contra las tabernas, por eso sus alabanzas a la cultura de los obreros, por eso sus inauguraciones y sus discursos, por eso… Claro que tiene mucho que ver con Béjar este pensador insaciable que hasta aspiraba a ser conciencia del universo entero.
Cada una de estas facetas está al menos apuntada en los paneles de la exposición inaugurada ayer mismo.
Béjar, como cualquier otra comunidad, necesita de vez en cuando un empujón que le despierte la conciencia, que le muestre que existen y han existido personas preocupadas por el ser humano como tal, mucho más allá de los intereses más personales, egoístas (que no egotistas) y mostrencos. Unamuno, con todos sus vaivenes, es una de esas personas.
Me sentí muy sorprendido y agradecido al verme reflejado, en la copia de unos breves versos, en el panel que cierra la exposición, como ejemplo de creador que ha escrito con el rector de Salamanca y su pensamiento como fondo. Gracias al comisario, quien, seguramente, lo habrá hecho posible y real.
La exposición espera ser vista. Los textos y el ejemplo esperan también ser leídos y pensados. Lo demás viene después y es labor de cada uno.

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