HOY EL TIEMPO PARECE QUE BOSTEZA
Hoy el tiempo parece que bosteza:
se diría que no hay fórmula cierta
de quitarles las horas a los días.
Con él bostezo yo, pues soy el tiempo.
Todo sigue en la bruma, no iluminan
los rayos, ni dominan su camino
en su correr dentro del laberinto.
No amanece y la noche
se alarga más allá del horizonte.
Tan solo se oye un tenue silabeo
de un muy desconocido abecedario
que salmodia y me llena la cabeza
de un idioma tal vez desconocido
que he de aprender a hablar
cuando afloren los signos de la vida,
una vida que sigue sorprendida
y en lucha desigual contra la muerte.
¿Será posible pronto un nuevo día?
¿Aprenderé tal vez ese lenguaje
que enseña a conocer que la paciencia
es oficio de expertos y de sabios?
Acaso estos contrastes sean la vida,
las sílabas exactas del nuevo abecedario.
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