domingo, 26 de abril de 2020

SONIDOS INFANTILES


SONIDOS INFANTILES

Hoy debo ser previsible y poco original. No haré cosa distinta de la de tantos otros, aunque la experiencia sea personal: expresar alegría contenida porque, aunque tímidamente, se escuchan voces infantiles por las calles. Esta mañana, por primera vez, me he animado a ir hasta una farmacia, a buscar unas medicinas necesarias para algo personal. Por el camino he visto a tres niños que, en una estrecha calle, hacían como un intento de jugar al balón. Dos personas adultas los cuidaban. Los pequeños, a una mínima indicación de una de ellas, se apartaron enseguida para dejarme paso. Más tarde he visto desde lejos a otros niños de la mano de alguno de sus progenitores, buscando una salida a campo abierto, como si de un domingo cualquiera se tratara. Por fin, en mi plaza, un niño corría con patinete, con su mascarilla a cuestas.
Y mis nietos me mandan un pequeño vídeo en el que expresan su alegría a la vuelta a casa, de la mano de su madre, después de su primer paseo. Y hablan de la naturaleza, del agua del pequeño río que corre cerca de donde viven y de la hierba que quiere crecer y crece en cualquier calle. Yo me siento feliz al contemplarlos.
Nada es definitivo y el respeto nos sigue manteniendo en posición de alerta. Pero hoy al menos se abre una puerta a la esperanza, un coro de deseos hacia el futuro, un estallido inmenso de alegría, una colmena que cobra algo de vida y de ruido armonioso.
La sonrisa y la alegría de un niño no tienen precio, solo tienen valor. Y menos en el mercado de los virus.
Si este maldito bicho tuviera algo de alma y de conciencia, se marcharía muerto de vergüenza al ver que hoy tantos niños y niñas han vuelto a dibujar la sonrisa en sus caras.
Anda, márchate ya y vuelve al lugar del que nunca debiste haber salido. Déjanos la sonrisa de los niños. La vida es toda suya y no podrás con ellos. Te matarán la belleza de sus ojos, sus miradas, la inocencia que llevan en sus pasos, sus sonrisas sin pizca de malicia. No les metas más miedo, te lo ruego. Y apiádate un poquito de nosotros.
Día 43 de confinamiento. Ánimo.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Hoy te veo más animado... Pues eso.