Será siempre el deseo lo más fuerte de la hermosa conciencia de la vida, la mayor aventura, la densidad más densa, la violación más rica y desatada, el resurgir a todo del silencio, la voz mejor prestada, todo lo que sin causa asciende hasta el delirio.
No busques en tu espalda las alas extendidas para el vuelo, sino en tu corazón las ansias desbordadas de tenerlas; no clames por el fin de la carrera ni pienses en laureles posteriores; remuévete hasta el fondo las entrañas viéndote cómo sudas para poder doblar el horizonte y ver cómo se alejan las estrellas y el cielo anda a su bola. ¿A ti que te interesa? Pronuncia las palabras oportunas y olvida las ideas que te acusan de crímenes que nunca has cometido.
Desálate y desnúdate de todo lo accesorio, aparece y ofrece tus favores a ras de tierra y basta. ¿Por qué para volar es necesario que el viento se arrebate? Hay un vuelo más denso, un palpitar más hondo, un alentar más fuerte e impulsivo, que procede de empresas más vulgares. Así, mirar de frente, hacer la compra por pasar el rato, dar sentido a una tarde que se apaga, embriagarse en los labios que te ofrecen un zumo natural bien destilado, o jugar a las damas siquiera una partida, por si acaso. O tal vez que no sepas lo que ocurre porque vive lo que tú has inventado, ni conozcas las últimas noticias que vomitan los medios sin pararse a pensar que tanto hieren con sus balas de plomo en las palabras.
Pero déjame solo que te diga una cosa: tus alas son mis alas y, si tú no me cedes tu sensación de vuelo, seré yo el que me estrelle contra todo.
2 comentarios:
Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:
La importancia de lo que parece que no la tiene, y en lo que gastamos la vida.
Le dejo un intento de haiku:
Comparte alas
y el caminar a ras
es un vuelo.
Saludos.
¡Ahí queda eso, maestro! El que quiera aprender, que aprenda.
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