martes, 8 de noviembre de 2011

YA ES EL CUARTO SONETO Y NO ME ABURRO

(Soneto elevado a la cuarta, en respuesta a uno elevado a la tercera de Anonymus)
Ya es el cuarto soneto y no me aburro
de incitarte a seguir haciendo versos
que sirvan de sencillo esparcimiento,
y me comporto aquí como baturro.

No es verdad que deponga como churros
por más que con la técnica convengo
en que hay caminos limpios a que vengo
con paso sosegado. Pero curro

lo que queda de huella en mis papeles:
la noche me sorprende deglutiendo,
sin dejar que me duerma en los laureles.

De inspiración y musas yo no entiendo,
salvo si son de carne muy turgente
y encienden dulces fuegos en mi mente.

Y entonces, ¡ay entonces!, qué contento,
me olvido de los versos por completo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hasta cuando has de hacer que me acongoje
La amarga faz de mis limitaciones;
Qué insidias, qué motivos, qué razones
Te empujan a exigirme que no ceje!.

Llamo a las musas y ninguna viene;
Tomo una hoja y todo son borrones;
Muerdo mis uñas, me arranco los botones...
¿Qué debo hacer por que de mí te alejes?

Aparta, satanás, vete de retro
Y deja de meterme en más litigios
que mis varices merecen un respeto

y mi acomodo va por otro sitio.
Dejo la pluma; vuelvo a mi asueto;
Y me tomo despacio mi sal de litio.

Pero, esas musas que dices tan atrayentes,
¿es cierto que tienen carnes turgentes?

Antonio Merino.

Anónimo dijo...

¡Qué horror.Vaya fallo de métrica. Qué mal suena al oído! Digo:

Si al leer del estrambote
el primer verso chirría,
cambia "que dices" por "di"
(mira que ayer no lo vi),
y darás con la medida.

Antonio Merino.