¿Cómo no decir algo en este día de cifras y de actos, de palabras y hechos, de opiniones y dudas, de ilusiones y vuelta a las andadas?
Yo creo que ya van siete durante el período de la democracia y en todas se repiten los mismos sonsonetes. Siempre andamos a palos en lugar de sentarnos a dialogar en calma, sin ocultar los datos ni renunciar a cada una de nuestras ideas.
Tal vez sería bueno dejar pronto de lado todo aquello mostrenco que nunca aporta nada, o casi nada: que está mal la violencia, que es bueno que cada cual ejerza su derecho libremente, que hay situaciones que rozan el límite de la legalidad… Coño, y que en verano hace más calor que en invierno. Todo eso es verdad, pero no se nos pueden ir las fuerzas en ello.
Yo solo me apunto unas notas para mi reflexión. ¿Solo para la mía?
.- El derecho a trabajar tendríamos que tenerlo todos todos los días y no solo el día de huelga general. Así que a ver qué significa eso del derecho al trabajo.
.- Cualquier ley injusta y que elimine derechos al trabajador también lo está coaccionando y le impide su derecho al trabajo. Y esto se produce a diario, por desgracia. De modo que las coacciones son de muchos tipos, algunas de guante muy blanco. Y otras tan descaradas como las de los medios de la extrema derecha, que son casi todos.
.- Las huelgas generales “se ganan” o “se pierden” por el número de trabajadores que las secunden, pero ni mucho menos es esta la única variable que hay que tener en cuenta.
.- ¿Cuántas personas se pueden permitir dejar un día de trabajar en las situaciones en las que nos encontramos?
.- Nunca me han gustado las huelgas pero, si alguna está estricta y hasta etimológicamente justificada, es esta precisamente. ¿O no es sobre derechos o deberes laborales sobre lo que tienen que actuar los sindicatos?
.- Es elemental la comprensión de que las personas que apoyan el espíritu de la huelga son infinitamente más que las que han dejado de ir al trabajo.
.- Hay convocatorias de manifestaciones para esta tarde. En ellas se verá que el seguimiento será masivo.
.-Es verdad también el genérico de que el nuevo Gobierno lleva solamente tres o cuatro meses ejerciendo como tal y de que hay muchas personas que esperan prudentemente hasta ver qué puede suceder con su gobernanza general y con esta reforma laboral que se propone. Tienen el antecedente de que la anterior no ha solucionado casi nada. Desgraciadamente creo que se equivocan y que su actitud, aunque comprensible, es la de la desesperación.
.- La Historia está ahí para ser leída, interpretada y aplicada en el presente. Esta reforma supone, al menos en la teoría, un retroceso de muchísimos años. Ya veremos en la práctica, pero se anuncia más paro y mucho más precario.
.- Es casi imposible que el ciclo económico rebaje mucho más nuestra situación. Lo que nos queda -ojalá se produzca cuanto antes- es la recuperación. Deberíamos considerar al menos dos cosas para entonces: a) ¿A costa de qué vamos a volver a nuevos espejismos? Porque la situación será absolutamente precaria; b) ¿Esa debilitada recuperación no se la van a apropiar los que legislan para que todos quedemos a la intemperie en derechos y en tranquilidad? Por desgracia, lo harán. Y tal vez piquen muchas buenas gentes.
.- Finalmente, y para mí lo más importante y esencial, si no nos planteamos radicalmente la posibilidad de cambiar el sistema, la base de partida, todo nos seguirá envolviendo en la bruma y en la descalificación. La base de partida tiene que volver a ser la radical igualdad de todas las personas en derechos y en deberes. Lo demás es todo falso y mentiroso. Seguramente para ello necesitaríamos una revolución en toda regla: cultural, política, social, religiosa… Y no parece que ande el tiempo para ello.
Qué le vamos a hacer.
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