sábado, 12 de mayo de 2012

LEUCÓNOE RESPONDE A HORACIO

Leucónoe responde a Horacio tras la invitación de este al CARPE DIEM
Necesito, maestro, que me aclares
tu amable invitación al carpe diem,
sea en clase de retórica o gramática,
o en simple magisterio de la vida.
¿Soy yo fruta madura y sazonada
que invite a la comida y al deleite?
¿Me he de comer yo misma
en acto de perfecta antropofagia,
o he de darme sin orden ni concierto
al festín opulento
que la vida me ofrece a cada instante?
¿Por qué no me declinas ese “diem”
buscándole la fe de sus entrañas?
Señálame el sentido de los postres,
selecciona las frutas y licores
que me han de dar placer, gozo y deleite,
pues no debe olvidar tu magisterio
que elegir es dolor y ocultamiento
de todo lo que queda en el olvido.
¿Es que Apolo mañana, como siempre,
no ha de enlazar con mimo sus caballos?
¿No velarán la noche y sus misterios
hasta abrazar con fe la luz del alba?
Me apenan, buen maestro, tus palabras,
pues más bien acreditan el fracaso
en la búsqueda inútil de la esencia
que en las cosas traspasa con hondura
los límites del tiempo y del espacio.
Ubi sunt quique… me contestas siempre,
y yo asiento rendida
a la autenticidad  de tus palabras.
Maestro, qué bien poco
nos alcanza la luz de nuestras fuerzas,
somos pasto del tiempo y en sus llamas
ardemos sin saber si hacemos fuego
o solo consumimos nuestro espacio
sin dar calor a nadie en el proceso.
Me gustaría gastar toda la fuerza
que de mi voluntad brota en torrente
en tomar todo el fruto que la vida
le ofrece en cada hora a mi deleite,
pero quisiera ver con buenos ojos
que mañana es también otra jornada
tan luminosa y densa como esta.

Pero si he de hacer caso
a tus sabias palabras, buen maestro,
predispongo mi cuerpo y mis pasiones.
Hoy me ofrece este fruto sazonado
la vida y el azar.
Me lo voy a comer con avaricia,
deleitándome en todos sus bocados,
dejándome hechizar por sus olores,
surcando con paciencia
la lentitud exacta de sus mares.
Me olvidaré de todos los criterios
que me ha dictado siempre la razón
y acaso habré aprehendido el carpe diem,
pues ya serán el tiempo y el espacio
conceptos sin sentido
para el gozo perfecto,
para el mundo completo del amor.

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