Hace mucho tiempo que no compro ni casi leo periódicos en papel. Para algo está el desarrollo digital. Y para algo está también el hartazgo que llevo en mi cuerpo de lo que hacen casi todos los medios de comunicación.
Esta tarde me quedaban cinco minutos antes de comenzar mi clase de inglés (ya me voy defendiendo en esa lengua) y pasé a ver a Vicente. Mientras me procuraba una cosa, tuve tiempo de echar una ojeada a un periódico provincial que estaba encima de una mesa. Se trataba de El Adelanto, periódico editado en Salamanca. En él participé como columnista durante unos años. Nunca cobré ni un euro por mis colaboraciones. Me echaron en un momento en el que había que barrer todo para el convento de unas elecciones en las que, fuera como fuera, tenía que ganar la derecha. Allá ellos. Ya lo conté en los comienzos de esta ventana.
Este era el titular de El Adelanto del día de hoy, siete de mayo de dos mil doce: “Decenas de salmantinos sin opciones por la suspensión de las oposiciones en Andalucía”. El titular aparece con grandes caracteres, en primera página y a cuatro columnas. Debajo, por si fuera poco, una gran foto que tiene que ver con equipos de fútbol. Le faltaban los toros y la procesión.
Pero vayamos al titular. Mis ojos no daban crédito. De modo que unas oposiciones en Andalucía, que han sido suspendidas por imposición del Gobierno Central, han hecho perder las opciones de decenas de salmantinos. Pero, ¿por qué insultan al sentido común? ¿Por qué son tan burdos y tan imbéciles mentales? Seguramente también será Zapatero el responsable de esta suspensión de oposiciones. Qué cara dura tan grande. Ni el cemento armado. Yo creo que ya hay que echarle la culpa a la izquierda hasta del diluvio bíblico.
En esta provincia tan provinciana se editan dos periódicos en papel. Hasta hace muy poco se editaban tres. Uno cerró porque seguramente había perdido sentido en el único fin casi inconfesable que perseguía. Antes, este periódico, El Adelanto, se distinguía por ser un poquito menos grosero y por incluir algún resquicio de controversia. Ahora andan los dos que quedan intentando llegar más lejos en la mentira y en la mendicidad mental.
Hay muchos males que se derivan de este hecho. El primero es que son fuerzas importantes en la creación de opinión, sobre todo porque su venta se sigue produciendo en los centros sociales. La repetición de zafiedades termina convirtiendo una zafiedad en algo aparentemente real y hasta interesante para las mentes menos avispadas. Esta escala de valores termina por empobrecer a la comunidad que la soporta… Y todo se vuelve oscuro y fastidioso.
Lamento, una vez más, que una ciudad como Salamanca, que tenía que arder en el entendimiento y en la creación, tenga como medios de expresión estos tan pobres y tendenciosos y que, aparentemente, nadie diga nada.
Qué bueno que me echaron.
¿Qué podrá pensar cualquier andaluz que un día, por casualidad, tenga en sus manos la portada que hoy comento? Esta gente sí que separa, desune y pone al personal con el cuchillo del enfado en los dientes. Hala, a hacer nacionalistas sin parar. Y desde la bandera de la patria común. Y a enfadar al más sencillo sentido común. Mierda.
Lo siento por alguno que me advierte, con su mejor intención, sobre el peligro de mi autosuficiencia. ¡!Demasiado poco me explayo!!
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