Me encuentro atareado con la
lectura de un texto mecanografiado, que aspira a premio, y que trata de
describir aspectos biográficos de personas que fueron condenadas a muerte y
fusiladas en las primeras semanas de la guerra incivil. Tengo que expresar mi
juicio acerca del trabajo, pero eso aquí no importa. Sí importa, y mucho, el
tono y el ambiente que se describen que, no por sabidos, resultan menos
descorazonadores. Pobre gente aquella que, por cualquier cruce de cables era
condenada en juicio sumarísimo y aparecía al día siguiente en la pared de un
cementerio o en cualquier descampado. Por si fuera poco y en muchísimas
ocasiones se trataba de gentes sanas, comprometidas socialmente y de esas que
merecen siempre la pena. Ambiente gris.
Es lunes y el cielo se estira y
se encoge como un chicle de nubes, que ahora son negras, ahora más limpias. A
ratos parece que la lluvia descenderá y a ratos es el sol el que se empeña en
recordarnos que ya estamos en primavera. La naturaleza no acaba de romper,
aunque anda en ello y en cada rincón asoma un vagido más de verde y de vida.
Vista gris y temperatura gris.
Comienza la Semana Santa, esa que
cada año se empeñan en mostrar más de penitencia y de condena. ¿Por qué? ¿Qué
misterio profundo se esconde en algo que racionalmente no resiste ni un
sencillo silogismo? ¿A qué la pasión y muerte de un dios todopoderoso, de un
dios que manda a su hijo para la redención de los humanos? ¿Qué puede uno
imaginar en su mente para tomar esa decisión tan fuera de razón? Mundo gris. O
acaso más bien negro.
Dentro de un rato voy a leer mis
poemas en el Casino Obrero de Béjar. Me imagino también un ambiente gris, por
la asistencia. Pero el motivo es la vida y la naturaleza. Es el día de la poesía
y se quiere recordar. Yo no sé realmente qué es eso de la poesía, a pesar de
mis centenares de composiciones poéticas. Tal vez nadie lo sepa realmente. Sí
creo que he llegado a entender qué no es poesía. Ojalá supiera huir de ese
nivel. Y también creo que sé para qué escribe uno poesía. Lo hace para
salvarse. Para salvarse de lo que cada uno necesite salvarse: tristeza, alegría,
muerte, vida, amor, desánimo, injusticia… Ante ello, el poeta reacciona y
canta. Tal vez eso es la poesía, solo eso. Y no es poco. Vamos a darle a este
rato un color más agradable y claro, vamos a romper los grises y a pintar los tonos
más cálidos del sentimiento y de la intención, vamos a crear un color más
verdadero.
1 comentario:
Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:
Hay que tener mucho valor para leer esos manuscritos.
Manuel Machado, escribió en ABC, el 2 de abril de 1946, un artículo valiente: ’EL QUINTO NO MATAR’ Precisamente, iba a continuación de un texto de Mariano Daranas.
El hermano de don Antonio terminaba así:
“El poeta ha dicho:
Del primero
que sabe perdonar es la victoria.
Y el buen poeta tiene razón. Porque, entre otras cosas:
Siempre tiene razón un buen Poeta.”
Saludos
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