Ahora que ya dicen estar todos (los que son, los que están,
los que quieren estar y los que quieren pero no se atreven, e incluso aquellos
a los que este asunto sanamente les resbala), quizás sea hora de formularse
algunas preguntas. Pienso en el proceso de primarias del PSOE y en su próximo
congreso.
1.- ¿Qué es antes, reformular la socialdemocracia -si es que
hace falta- o elegir a un líder?
2.- ¿Qué peso debe tener la ideología y cuánto el líder del
partido? Aunque solo sea en porcentajes aproximados.
3.- ¿Qué importancia se le ha de dar a la situación
internacional en la definición ideológica?
4.- ¿Se afrontará de una vez con gallardía el asunto
territorial diciendo lo que se piensa y pensando lo que se dice?
4.- ¿A qué se va a dedicar más tiempo y esfuerzo, a debatir y
enmendar las ponencias marco o a jalear a cualquiera de los aspirantes?
5.- ¿Qué significa exactamente ser líder de un partido? ¿Qué
funciones se le atribuyen y qué poderes se le delegan?
6.- ¿Cuál será la razón por la que cada aspirante quiere ser
líder del partido? Me horroriza pensar que se creen salvadores de algo y no
servidores sencillos de una causa en la que creen y a la que simplemente
contribuyen durante una temporada con su esfuerzo.
7.- ¿No se darán tal vez cuenta los candidatos -y sus
arrejuntados de diario- que lo mismo que ellos hay muchos centenares de
personas que lo podrían hacer igual o mejor que ellos y que, por tanto, hay que
atemperar lo que se dice y aquello de lo que se presume?
8.- ¿Hasta qué punto se van a guardar los candidatos -y mucho
más sus allegados- los navajazos y las puñaladas traperas en el proceso de
elección?
9.- ¿En qué situación de enfrentamiento puede quedar le
partido, gane quien gane, teniendo en cuenta los partidarios de cada uno y los
antecedentes que todo el mundo conoce? Hay tanto desencuentro acumulado…
10.- ¿Pondrán de una puñetera vez límite a los lideratos y a
los mandatos de todo hijo de vecino?
11.- ¿Entenderán los llamados barones y cuadros intermedios
que vale lo mismo el voto de cualquier militante que el suyo?
12.- ¿Entenderán todos que no siempre es lo mismo el ideario
político que las circunstancias en las que hay que aplicarlo y que no se puede
ir por la boca todo aquello que después no es posible cumplir?
Como ya he llegado a la docena, aunque no sea de huevos, lo
dejaré aquí, pero la lista se puede alargar describiendo cualidades, defectos y
aspectos de este proceso que abrirá heridas y que tardará en cicatrizar, pero
que, sobre todo, corre el peligro de mirar demasiado el dedo de los aspirantes
y no ver la luna de la ideología y del programa para hacer despertar de la
modorra a esta sociedad tan egoísta y desilusionada. Veremos.
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