domingo, 12 de marzo de 2017

REPENSAR BÉJAR (I)


Asistí el viernes a una exposición tripartita sobre la situación en Béjar y las posibles soluciones que se imponen para su mejora. Salí muy decepcionado. Veamos.
No se me ocurriría negar ni la mejor voluntad de los ponentes, ni su capacidad, ni sus intenciones; solo puedo tener palabras de agradecimiento para quienes se interesan por la situación de sus conciudadanos de manera altruista y, casi siempre, desde una situación personal desahogada y en poco necesitada de mejora para llevar una vida tranquila y sin sobresaltos. ¿Entonces?
Pues entonces resulta que creo que las mejores intenciones se pueden quedar en eso y poco más. ¿Por qué? Pues porque me parece que se describen deseos que en poco dependen de los ciudadanos de a pie, de aquellos que viven a diario las vicisitudes de esta estrecha ciudad. Pensar que en esta ciudad sería buena la instalación de pequeñas empresas manufactureras, o que habría que aprovechar la inercia de las enseñanzas técnicas con la práctica y con esas instalaciones deseadas casi termina por ser un brindis al sol. A nadie se le ocurre pensar que eso no es positivo. Ojalá lloviera café en el campo. Pero va a ser que no, como casi siempre, y de nuevo estaremos a la espera de que algún dedo misterioso cargado de capital se acerque por aquí, nos pida lo que no podemos darle y, al cabo de cierto tiempo, nos deje con un saludo de despedida y con la cara y la moral por los suelos.
Siempre se dice, por parte de los ponentes, que lo que se expone hay que separarlo de cualquier interpretación política. Creo que ahí está el error insalvable. Si defendemos el liberalismo y la libertad individual absoluta, no sé qué estamos haciendo con las proposiciones teóricas de esto sería bueno y esto otro malo. Dejad que el mercado actúe y seleccione al más fuerte; y que al débil Dios le ampare; que actúe la selección natural y que cada cual se las arregle como pueda: fuera planes, buenas intenciones y esquemas teóricos, reuniones y ponencias. Si, por el contrario, pensamos en otro modo de vida más social y socializado, entonces sí que tal vez tenga sentido pensar en planes comunes y globales, proyectos de futuro que engloben todas las variables y, lo que es mucho más importante, que animen a la participación de todos los elementos de la comunidad, en este caso a todos los vecinos. Vaya que si tiene que ver esto con la política, con las ideas y con una concepción determinada de la vida. Algo diferente es que tenga que ser partidista o no, aunque mucho habría que decir acerca de ello.
Hace ya ocho años, tuvimos la ocasión de reunir en la Cámara de Comercio de Béjar a representantes de diversos colectivos con un fin similar al de estas jornadas de las que hablo. El muñidor principal fue Ramón Hernández Garrido. Yo me encargué de preparar un guion de actividad y de desarrollar una de las partes que en él se proponían. Tampoco resultó precisamente un éxito aquella convocatoria. Creo que principalmente porque los asistentes pensaban más en su situación individual que en la de la general de la ciudad; por eso el desarrollo fue muy escaso y sin consecuencias concretas. Pues mientras no consigamos la implicación de toda la comunidad y la ilusión general, creo que no se puede revertir la situación. Y no podremos implicar a todos si no ven que pueden incidir en los cambios y que estos van a repercutir en su bienestar y en el de sus vecinos próximos.
Por todo ello, creo que, sin un planteamiento social y político claro de base, todo seguirá en el mismo lugar. Y, en segundo lugar, si las reflexiones y las propuestas no son próximas, visibles y accesibles, tampoco podrán entusiasmar a todos.

Rescato del olvido el guion que propuse en aquellas jornadas. Por si sirve de algo para la reflexión y porque creo que incorpora actividades más de andar por casa y de participación colectiva. La primera parte es panorámica y más general. La segunda describe un esquema de actuaciones concretas y cercanas en un campo, para mí más querido, como es el de la cultura y la enseñanza. Los años pasan y todo es mejorable y modificable. Lo copio tal como lo pensé entonces, hace ya ocho años. Lo daré en dos o tres entregas. Paciencia.

No hay comentarios: