De nuevo el azar -o el semiazar, porque, en cuanto lo vi, me
lo quedé- me ha puesto en contacto con el segundo libro del educador aragonés
César Bona, titulado “Las escuelas que
cambian el mundo”. En él se recogen, con una redacción muy ajustada y
correcta, siete experiencias en otros tantos centros educativos que han
decidido poner pie en pared e intentar otras posibilidades educativas menos
pegadas a los currículos y a las normas ministeriales. Toda una mágica
aventura.
Enseguida, las puertas de mis recuerdos se han abierto de par
en par, en busca de mis experiencias personales, en la recreación de algunos
episodios que en algo se me parecían, y de nuevo en el desconsuelo de reconocer
que mi atrevimiento fue mucho más pequeño de lo que tenía que haber sido. El
tronco general de la educación se me abrió en ramas multiformes y diversas,
cargadas de contextos, de intereses, de comodidades, de vocaciones, de miradas
cortas, de voluntades largas, de incomprensiones, de agentes que no hacían
mucho, de proyectos existentes o inexistentes, de… Un mundo entero, el de la
educación, el de la pasión por algo en lo que sigo creyendo como fórmula más
barata y más productiva para cambiar la sociedad hacia algo menos malo, menos
egoísta y menos individualista. Me pido
a mí mismo y a los demás perdón por todo lo que pude hacer y no hice. Y
eso que no me veía como el peor de la cuadrilla.
Recojo algunas frases que me presta César Bona, o alguno de
sus confidentes; me llaman la atención, parece que me vuelven al aula y me
sirven para seguir rumiando pasto del mundo emocionante y mágico de la
educación:
“.- A veces decimos que hay que hay que motivar a los
alumnos, pero, de hecho, ya tienen sus propias motivaciones.
- -Eso
de educarlos para la vida del futuro o para el mañana… Porque, ¿cuándo es el
mañana? Siempre es hoy, y los alumnos deben tener herramientas para ese hoy.
- -Hay
que invitar a los alumnos a participar y a tomar decisiones. Si a un alumno le
dices: “Pon tú las reglas, porque este sitio te pertenece, quien primero
respetará el lugar y las normas
establecidas será el alumno”.
- -Hacerse
preguntas sobre todo lo que nos rodea es la mejor manera de aprender.
- -Aprendemos
juntos. Empezamos conociéndonos en las asambleas, y el conversar y dialogar es
otra estrategia de aprendizaje.
- -El
instituto debería ser un ensayo de todas esas situaciones que se dan en la
realidad, y en esa realidad hay emociones, hay valores, hay ética, hay moral… Y,
si no dedicamos tiempo a conseguir esto mismo, difícilmente podremos mejorar la
sociedad.
- -(Educarse)
es tomar conciencia de que lo que aprendemos por fin sirve para algo desde un
punto de vista de la sociedad.
- - Cuando
encontremos un trabajo (dice un alumno), necesitaremos mucho más que
conocimientos. Supongo que saber relacionarnos con los demás, saber trabajar en
equipo, saber actuar en la sociedad.
- -Es
importante que todo el mundo tenga las mismas posibilidades, que todo el mundo,
independientemente de su nivel social o de su capacidad intelectual, pueda
alcanzar su máximo potencial.
- - De
nada sirve prepararlos para que sean trabajadores o directivos en grandes
empresas si después no son capaces de hacer un mundo mejor.
- - Lo
que llamamos “fracaso escolar” ocurre porque hemos definido un camino tan
pequeño que el que no cabe se sale: Pero, si ese camino fuese más grande,
muchos chicos podrían seguir en él.
- -El
objetivo de la escuela debe ser que los niños sean felices. Para acercarlos a
la felicidad hay que ayudarlos a plantearse cuestiones y darles respuestas para
que puedan entender el mundo.
- -Evalúame
a partir de lo que he mejorado; no lo hagas por cuánto corro porque no tengo más
resistencia de la que ves.
- - Aquí
tenemos menos deberes y menos exámenes, pero nos hacen pensar más.
- -¿En
qué momento perdimos el contacto con la naturaleza, tan esencial para nuestra
educación? ¿Cuántas cosas hemos dejado en el camino cuando decidimos convertir
las escuelas en lugares asépticos, fríos
y desnaturalizados?
- - -Juan,
¿crees que con tantos papeles, tantas leyes…?
-Perdona, pero no veo ningún papel;
te estoy viendo a ti.
El comentario de cada frase sería muy
largo. A falta de interlocutores, lo dejo para el rincón de pensar.
1 comentario:
También leí ese precioso libro de Cesar Bona. Realmente da para pensar y actuar, para crear o transformar la educación en nuestro entorno.
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