BATO
Pastor de umbrosa silva, el
dios Apolo
su flauta canta amores y
apacienta
las vacas que Mercurio
oculta en robo
en un bosque cercano de
Mesenia.
Bato, guardián también de
yegua y toro,
con Mercurio negarlo se concierta
y promete solemne y
mentiroso
silencio sepulcral cual una
piedra.
Mercurio vuelve al punto
disfrazado
y demanda de nuevo al
campesino
doblándole en el premio del
ganado.
Confiesa sin rubores el
boyero.
Mercurio ejercitó el cruel destino
convirtiéndolo en piedra del
sendero.
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