A VECES LA RAZÓN
A
veces la razón se pone cóncava
sin
causa conocida. En tales casos,
los
conceptos se afirman y proclaman
su
presencia y su altura. Las ideas
se
dejan amansar y aportan luces,
y
todo llega a ser como un camino
que
avanza hacia una meta que me aguarda.
Hay,
sin embargo, tardes en las cuales
todo
suena convexo en mi cerebro.
Los
objetos resbalan y se escurren
como
el humo se pierde entre la niebla.
Persigo
sombras y conquisto sueños
de
los que no despierto.
Todo
es un claroscuro
en
el fondo abisal de mi cabeza:
el
mundo cuando quiere me ilumina
o me
olvida también si le apetece.
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