Se
iniciaron ayer mismo unas jornadas que tienen como objetivo dar a conocer la
restauración que del Fuero de Béjar se ha realizado y poner en valor su
contenido. Parece que todo se engloba en las actividades del octavo centenario
de la USAL. La coordinación corre a cargo del Instituto Castellano Leonés de la
Lengua, a su cabeza, una vez más, Gonzalo Santonja.
La
primera jornada -serán en total cuatro- se dedicó a precisiones paleográficas y
al contexto lingüístico en el que surgió el códice romanceado que conservamos y
que se ha restaurado.
El
apartado paleográfico lo desarrolló el profesor José Manuel Ruiz Asencio. La
minuciosidad y los detalles de la confección del código, en sus aspectos de
escritura, cuadernillos o de materiales utilizados, entre otros apartados,
parecen indicar que la copia conservada se acerca más a la mitad del siglo
trece que a su final, con lo que habría que adelantar su datación en bastantes
años, algo que ayudaría a entender y a interpretar con más precisión los
primeros vagidos de la evolución de la lengua castellana.
Algo
parecido sucedió con la explicación filológica del profesor José Antonio Bartol,
que glosó algunos de los aspectos que compusieron el contexto lingüístico en el
que se copió nuestro manuscrito. Se hizo repaso de algunos aspectos fonéticos,
tanto en lo que respecta al vocalismo como a las consonantes; se hizo balance
de las posibles influencias leonesas (menos de las sospechadas); se puso de
relieve la importancia de las influencias mutuas entre personas de distinta
procedencia repobladora y los posos que cada colectivo pudo dejar en el códice;
y se vino a concluir que, una vez más, el empuje del castellano frente al leonés
se hace notar en el Fuero.
Trabajos
de este tipo, siempre muy esclarecedores, por la cantidad de especialistas que
trabajan en ellos, tienen que ser siempre loados y aplaudidos. Algo diferente,
creo, es la relación que guarda el esfuerzo con los resultados entre sectores
que no sean especialistas en la materia. Sucede con demasiadas investigaciones
y yo no sabría poner unos límites juiciosos y sensatos. ¿Quién podría no
agradecer que los saberes se pongan al servicio de la conservación de un texto
tan preciado? Pero, a la vez, ¿en qué medida puede favorecer este esfuerzo el
hecho de que muchas personas se acerquen a conocer un cuerpo legislativo que
reguló la vida de tantas personas durante tanto tiempo? Se mezclan esfuerzos,
dineros, prioridades, resultados sociales…, qué sé yo.
Me
pregunto ingenuamente cuántas personas han leído el Fuero de Béjar. Yo me acuso
de haberlo hecho; incluso de haberlo glosado en alguna conferencia. Pero no sé
si, en este asunto, no perteneceré a una exigua minoría.
Como
mi concepción de la Historia tiene que ver fundamentalmente con la aproximación
y con el aprovechamiento que de ella se haga para los tiempos del presente, el
asunto, con independencia de mis agradecimientos para los que han puesto el
esfuerzo, me deja un poco frío. Tal vez por ello lancé al aire la propuesta de
que alguien se atreviera con una actualización del texto original del Fuero
para que más personas pudieran acceder a él con facilidad y así poder hacer
comparaciones entre la regulación de la vida entonces y ahora. Para mí, esa
sería la labor más productiva. Desde la coordinación del trabajo se me
argumentó -creo que con toda la razón- que esta no era labor del Instituto
Castellanoleonés de la Lengua. Y es que tal vez ambas cosas sean verdad y
necesarias, una buena edición que sirva de base para muchos años, y la
actualización que facilite el acceso a los menos especialistas. Confieso que en
una ocasión yo mismo me puse manos a la obra, pero desistí pronto por varios
motivos, entre otros porque creo que detrás de ese esfuerzo tendría que haber
algún organismo que estuviera dispuesto a sufragar algún gasto y, sobre todo,
comprometerse a distribuir el texto para que cumpliera la función con la que se
iba a crear.
Porque
el Fuero de Béjar incluye todo un cuerpo jurídico que regula la actividad de
las gentes de estas tierras en todas sus facetas. De algunas de ellas se
hablará en las próximas semanas. Si puedo, estaré allí y daré cuenta de ello.
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