sábado, 14 de julio de 2018

"LOS JUEVES DEL FUERO" (II)


           
El pasado jueves día 12, con la previa de la inauguración de una exposición de documentos medievales del Archivo de Béjar, que se mantendrá para ser visitada hasta el mes de septiembre, se desarrolló la segunda jornada de los Jueves del Fuero en Béjar. En esta ocasión, disertaron los profesores de la USAL Ángel Vaca Lorenzo (“Béjar, espacio de paso y frontera”) y José Luis Martín Martín (“La sociedad bejarana del s. XIII”).
Después de la fijación paleográfica y filológica de la semana anterior, se trataba de reconocer el contexto espacial, histórico y social en el que se había fraguado el Fuero. Al fin y al cabo, a pesar de todas las precisiones científicas, no hay nada que no se resuelva y se explique razonablemente desde las circunstancias en que se produce. Tal vez el orden lógico sea el contrario: primero las condiciones y después del hecho concreto (el Fuero en este caso), pero el rey de las jornadas es el hecho y no las circunstancias.
Sea como fuere, el acto comenzó con la exposición del profesor Ángel Vaca, quien fijó los elementos que, a su parecer, configuran y determinan el hecho del Fuero. Por eso se repasó el origen de la tierra de Béjar como perteneciente a las tierras de Ávila y el desgajamiento de esta jurisdicción hasta formar cabeza de concejo de las tierras de Béjar, o sea, se pasó de locus a urbe, con estructuras fijas y comunes. Este paso fundamental, en el contexto de las conquistas y reconquistas varias, ya habría tal vez justificado la existencia de un cuerpo legal claro y común.
Pero el cuerpo de la disertación se dedicó a la exposición de dos elementos geográficos, condicionantes fundamentales para la afirmación de Béjar como cabeza de territorio. Son los conceptos de Camino y Frontera. Por ellos se repasaron algunas evidencias: la situación de las tierras de Béjar entre las mesetas sur y norte y el paso por ellas como único más fácil en el extremo occidental del sistema central; la presencia de los vetones en siglos anteriores y la existencia de algún castro (lo que aseguraría indicios de algún asentamiento de la época); o el hecho milenario de la trashumancia y de los pastos serranos; el paso de Aníbal; las vías y calzadas, con sus usos diversos; el propio topónimo Béjar, con evocaciones prerromanas; las idas y venidas de los ejércitos árabes; la necesidad de acuerdos entre concejos para hacer llevadera la existencia de la mesta y la trashumancia; las vías y cañadas; las primeros empeños textiles (artesanales e individuales)…
Y, en lo que se refiere a Frontera, la importancia de un doble sentido de este concepto. Por una parte la frontera entre territorios árabes y cristianos, en todas sus variantes; y por otra la que se estableció entre los reinos de León y Castilla, hasta que se unificaron. La necesidad de marcar la superioridad en zonas de frontera, sobre todo del reino de León, favoreció la creación comunidades de villa y tierra. Béjar no es más que una de ellas. Es el momento en el que definitivamente Béjar pasa de locus a urbe. Se habían dado todas las circunstancias para la necesidad del Fuero. El texto es la consecuencia lógica de todos los elementos anteriores.

El profesor José Luis Martín Martín glosó algunos de los elementos principales que incluye el Fuero, sobre todo los que hacen referencia a la sociedad de la época. Con las reservas propias de un códice que, en buena medida, es copia de otros, se puede uno imaginar que estas rúbricas o artículos recogen la forma de vida de los habitantes de las tierras de Béjar (villa y tierras) en el s. XIII. El Fuero es prolijo y hasta minucioso en su regulación, pero en la conferencia solo se hizo mención a alguno de los aspectos que se consideraban esenciales. Así, se mencionaron y glosaron las referencias que apuntaban a los nobles y al clero. En cuanto al primer grupo, se apuntó la existencia y la labor de alcaide, juez, alcaides (de collationes o barrios), sayones, andadores, almotacenes…, caballeros, vasallos… O de todos sus sirvientes y actividades: vaqueros, pastores, colmeneros, rebaños, piaras…
En lo que se refiere a los eclesiásticos, se puso de manifiesto el poder e importancia del clero, sobre todo del llamado Cabildo de clérigos bejarano, además de alguno más existente en las tierras de Béjar (pueblos).
Por último, se hizo un repaso rápido a alguna de las profesiones judiciales y a los castigos severos que comportaban ciertos delitos.
Todo el panorama apunta y apuntaba a la importancia de estos dos colectivos en el conjunto de la población, frente a la insignificancia de los grupos populares.
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Creo que esta sesión es la más esclarecedora para el público menos especializado, porque es la que mejor ayuda a entender en qué contexto se configura el Fuero, qué es lo que quiere venir a resolver y cuáles son los grupos que detentan el poder y cuáles los que tienen que sufrir y encima poner la sonrisa.
Como me sucede siempre con un texto histórico, intento darle una patada amistosa para ponerlo a la altura de los días en que me toca vivir y tratar de resumir en qué puede serme útil a mí. Es una postura egoísta, pero creo que es la más productiva. He leído el Fuero hace poco tiempo por última vez; creo que regula más aspectos que los que se glosaron, algunos muy sabrosos y de la vida diaria; los más importantes, sin duda, son los que destacó el profesor José Luis Martín; me sigue provocando rabia y compasión pensar en las diferencias sociales en las que han vivido mis antepasados, sobre todo el colectivo femenino; entiendo, a pesar de todo, que nada se entiende si no se sitúa en su contexto; no sé, en fin, en cuánto y en qué hemos adelantado o atrasado después de 800 años. Esto sería ya el Fuero en el s. XXI.
Lo que hace falta ahora para el público es acercarse a él, degustarlo y extraer consecuencias. Es labor de cada cual, y cada uno sabrá lo que tiene que hacer. Hay ya ediciones accesibles; las habrá pronto revisadas y puestas al día. A ver si la curiosidad y la voluntad también se pusieran en marcha.

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