TENDIENDO LA ROPA
Meto
en la lavadora los recuerdos
para
sacarlos limpios y airearlos
al
sol que más calienta. Centrifuga
a
una velocidad acelerada
y,
mientras lava, oigo
cómo
por el desagüe se deslizan
restos
que suenan ronco y manan turbio.
Esos
no tienen cita en mi memoria.
Aparece
el silencio. Me apresuro
a
colocar la ropa en un barreño
y,
contento, me voy a la terraza.
Empiezo
mi tarea. De allí salen
imágenes
que están en blanco y negro,
hay muchas en color y otras vestidas
del
olor de tu cuerpo y de mi cuerpo.
Las
separo con mimo y las coloco
en
el primer cordel del tendedero
para
poder mirarlas muy despacio
y
marcharme con ellas al pasado.
Sé
que en ellas se guarda bajo llave
lo
que te di y me diste, lo que fuimos
y
quisimos que fuera para siempre.
Te
llamo. Nos miramos en silencio
y
te invito a que en ellas nos tendamos
también
para airearnos y allí, juntos,
mirar
qué nos propone el horizonte
en
esta hermosa tarde de diciembre.
1 comentario:
Muy bonito.
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