UN
NUEVO CONOCIMIENTO
La experiencia es tal vez
la esencia del conocimiento. Claro que la experiencia es, o puede ser, muy
diversa: cualquier contexto físico, una lectura, un pensamiento, una ilusión,
una reflexión…
Estos días tan especiales
nos sitúan en una experiencia única y sin parangón con las demás. Tal vez
nadie, en eso que llamamos Historia, se haya enfrentado a algo parecido a esta
pandemia: la mitad de la población del mundo está confinada en casa, o algo
parecido; todos tenemos el peligro del contagio sobre nuestras cabezas; es la
única guerra mundial que se puede llamar así sin exageración, las fronteras se
han derribado para siempre…
Y, sin embargo, la
sentimos -yo la siento- como un paréntesis, como algo que ha de pasar y que
tiene plazo de caducidad. Tal vez por eso aún no me siento con ganas ni con
fuerza de pensar en las más que probables consecuencias que nos ha de traer.
Ando más bien en la inacción, en el apartamiento, en un darle la espalda, en un
como aguante, en espera de que la pesadilla se diluya y yo despierte de un mal
sueño, pero con ganas de comerme el mundo.
Si acaso, solo dejo colar
pensamientos -y no muchos- que me sitúan en las consecuencias sociales, éticas
y morales. Las otras, las económicas, que serán enormes y que nos obligarán a
replantearnos muchas cosas, casi ni las tengo en cuenta por ahora. No
quiero gastar ni un minuto de mi pensamiento en dar cabida a tan extrañas sensaciones. Ahora solo vienen a mi mente
los centenares de muertes que nos trae cada día, la pena que acompaña a sus
allegados, los deseos de que esa maldita curva de contagios deje de ser tal,
empiece a descender y se precipite en lo más hondo de la tierra, las ansias de
tantos niños de salir a tomar el aire, las necesidades de tantos ancianos de
sentirse acompañados (la soledad, a pesar de las fechas, mata más que el
virus), los miedos de tanta gente de la primera línea, la pandemia del miedo en
cualquiera de nosotros (tan maligna o más que la del maldito COVID 19)…
Esta es la realidad más
inmediata y más doliente. La otra ya llegará, pero me asusta menos.
Si esta realidad es
diferente, tendríamos que concluir que el conocimiento también mutará y
extraerá nuevas enseñanzas y consecuencias. ¿Cuáles serán las características
de ese nuevo conocimiento? ¿Tendrá su aplicación lógica y cambiará nuestra
escala de valores?
De momento, no será poco
entender que la realidad es nueva y que, aunque la queramos poner entre paréntesis,
no debería significar que la olvidamos, sino tan solo que la queremos pillar
por el cuello con más seguridad y serenidad. Después habrá que descomponerla y
analizarla. Ya veremos con qué resultados.
Día 21 de confinamiento. Ánimo.
1 comentario:
Es como si el pasado y el futuro hubieran perdido importancia, solo nos interesa el presente y el ahora, aunque sea confinado.
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