Espacios en regiones corticales,
interacciones entre los recuerdos,
corteza cerebral, tronco encefálico,
ritmo de activación de las neuronas…
alientan el mí mismo,
la subjetividad de mi conciencia.
Qué sueño discurrir con la conciencia,
integrando señales encefálicas.
El tálamo, el encéfalo,
la luz de la corteza,
con sus inmensos bancos de memoria,
me instalan en el centro
de mi mente consciente irrepetible.
Y en ella, la memoria, la potencia
de la imaginación, la joven guardia
de mi razonamiento,
y el sólido reinado del lenguaje.
En él cifro espontáneas sensaciones,
evoco sentimientos y construyo
un mí mismo vital y autobiográfico.
Y ya me siento solo, primigenio,
producto de la química escondida,
laboratorio inmenso, nobel premio
por todos los conceptos.
Analizo mis mapas, reconozco
la fiel actividad de mis sentidos,
escucho, veo, huelo, me emociono,
estoy seguro, cierto, de mi cuerpo,
le añado las especias de mi propia experiencia
y bulle la probeta en que se agita
mi pequeña existencia.
Con la conciencia a cuestas
me levanto y me acuesto cada día,
en un afán inútil, despiadado,
de responder al pálpito de la supervivencia.
Dejadme que la cifre en la palabra
y que vuestra conciencia me acompañe.
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