martes, 20 de septiembre de 2011

TODO ME PERTENECE

Hay un después gozoso,
que dura y que madura mi conciencia
hasta hacerme patrono de un palacio,
morada para dioses, donde vivo contento.
pues me voy dando vida en mi discernimiento.

Acoto los objetos infinitos
en una perspectiva en que mi mente
tenga un punto de vista
en mapas que dibuja mi cerebro.
Y toco, y oigo, y gusto y olfateo
hasta quedarme exhausto de placeres.

También siento el valor de los objetos
gravados en mi mente y me proclamo
dueño y señor del mundo de los mapas.

Percibo que utilizo los objetos,
que obro con ellos caprichosamente,
según los mandamientos de mi mente
y solo a su absoluta voluntad.

Entonces sentimientos primordiales
designan la existencia de mi cuerpo
como ser de absoluta independencia,
dueño y señor de todos los objetos
y de todos los juegos que la vida
me presenta en la mesa para jugar con ellos.

Aún me faltan las reglas
y los tiempos exactos para jugar sin trampas.
El dolor, el placer, el gusto, todo
se ha de agitar entonces
en otro caldo químico distinto.

Me pertenece todo y en mí mismo
crece la soledad de mi conciencia,
el don de ser yo mismo,
el dueño y el tirano,
el fiel protagonista
de toda mi extensión autobiográfica.

Qué explosión de emociones,
qué cúmulo de mandos y poderes
para mi pobre mente estremecida. 

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