Se dibujan los días lentamente
en un cuaderno gris lleno de polvo.
Tú solo formas parte en color sepia
de una página oculta y olvidada.
No importa, no deslices tus pisadas
por un suelo de escasa encarnadura,
no te dejes del todo ningún día
pues puedes anegarte en el abismo
y aquel solo es refugio de la nada.
¿Qué te puede ofrecer esa señora
si intenta dar consuelo a tu amargura?
Estás en la sesión de la esperanza,
en los meses tranquilos de la siembra:
hasta el alto refugio del estío
todo debe aspirar a ser el fruto
de una vida cuajada en la primera
persona y singular. En todo tiempo
quiero yo declinar mi, me, conmigo.
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