Quisiera estar saciado con tu hartura,
sentir que lo demás se muestra vano,
engolfarme embriagado en tu hermosura,
que se ha ofrecido al fin a mi reclamo.
Y allí estarme seguro en tu pastura,
llevado sin cuidado de la mano
de quien llagó mi vida a tal altura
que ya solo en su amor halla el descanso.
Y entonces solo unión, absorbimiento,
no al querer ni al pensar, no a la conciencia,
pues tú eres verdadero entendimiento.
Y cesar y olvidar y estar ya muerto
y vestirme de nada y de inocencia,
de olvido, de quietud y de silencio.
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