ERES TÚ QUIEN SE MARCHA DE LOS
SITIOS
Eres tú quien se marcha de los sitios:
del tiempo de verano, que tanto te cansaba,
hasta el rigor sin pausa del invierno;
del fuego del contacto hasta el cobijo
de la suave caricia y del aroma
de un perfume perdido en la memoria;
de la invasión fogosa, apasionada,
hasta el blando coloquio y la compenetración;
desde el placer fecundo del pecado
a la experiencia lenta y reposada
de lo que ya no aspira a la victoria.
Y puede ser verdad que te has rendido
a la certeza de que no es posible
la ayuda y el empuje de otros brazos
en la búsqueda inútil
de lo que un día fue tenaz deseo
de encontrar el aliento de la felicidad.
Sabes que la ilusión de otros amores
es tan solo recuerdo, incluso olvido,
pues muchos ya no están, y otros que fueron
andan en las afueras de tu vida;
tú mismo ya no estás para ti mismo.
Es tiempo de apariencias y de dioses,
de desear con fuerza lo imposible
y gritar que conoces lo que ignoras,
de mantener proyectos que mantengan
la fuerza y el valor de la memoria,
de exigir la presencia del rubor en el rostro,
de afirmar el valor del sufrimiento,
de habitar nuestras manos
con la arruga del tiempo y la experiencia.
Es tiempo de cumplir lo que se ama
y amar lo que se hace
con esa lentitud de los ocasos
que van al infinito y al olvido.
1 comentario:
No se porqué pero me retrato bastante en tu semblanza.
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