jueves, 19 de enero de 2017

GLOCALIDAD (O GLOCALIZACIÓN)


Ya tiene algunos años este neologismo (que no veo en el diccionario de la RAE -ni falta que hace- y que no sé si está extendido o no) pero que me parece que no está mal hallado ni mal traído al mundo real. Viene a indicar una fusión de dos términos y de dos ideas aparentemente contradictorias: global y local, o globalización y localización.
En su origen, parece que japonés, se utilizó para el mundo económico, y quería poner de relieve las bondades comerciales de actuar con ideas globales pero con aplicaciones locales, de acuerdo con las características propias de cada lugar. Bueno, una técnica comercial más, que no buscaría nada nuevo sino lo que todas las otras: apoderarse del mercado, dejar con el trasero al aire a los competidores y conformar una buena cuenta de resultados, un aplauso de los accionistas y una subida de sueldo para los directivos de esas que asustan.
 A mí esta variable comercial me importa poco. Sí me llama más la atención su aplicación en otros campos de la vida: social, político, religioso, cultural…
También en estos sentidos se trataría de organizar una serie de principios de carácter general y universal (una ideología, una religión…), y de buscar la mejor manera de aplicarlos en cada circunstancia particular, sin perder su esencia pero buscando su mejor rendimiento; o sea, pensar global pero actuar local.
Esto, que no es más que un principio de actuación, termina por asumir y por abrazar toda una manera de entender la vida.
Un ejemplo del campo político. ¿Es lo mismo ser socialista, o del PP, o de Podemos en Béjar que en Madrid? Los conceptos que componen la ideología deberían ser los mismos. ¿Y su aplicación en la confrontación política? ¿Son los mismos los “oponentes”?, ¿son iguales las condiciones de las personas -de la misma adscripción y de las otras- en cada lugar? Parece claramente que no. Es más, y estirando un poco el argumento, ¿un socialista en Béjar tendría la misma adscripción política en Madrid? Es un ejemplo simplemente para meditar.
Valga solo otro apunte de tipo religioso. ¿Debe ser la misma la aplicación de la doctrina  religiosa en las dos ciudades que se han propuesto en el ejemplo anterior? Es tan evidente que no, que no merece demasiada explicación: carácter de la población, número de la misma, diversidad cultural, tipo de organización eclesial, curvas de población…
Y así en todos los campos 
No se trata de negar referentes generales ni tampoco de asentarse en relativismos absolutos, sino más bien de un intento de suma y de media entre elementos que parecen antagónicos, solo parecen. Porque la práctica es diaria y menuda, múltiple y diversa; los principios son menos y obedecen a la mente y a la teoría.
Luego vienen los peligros de dar demasiada preeminencia a los principios o a la práctica menuda y diaria. Tengo la impresión de que, al menos en la práctica política, hay demasiada gente que no va mucho más allá del intento instintivo del día a día, olvidando esos principios sin los cuales nada resulta consistente y duradero. Grave peligro este. Como lo es en el campo religioso el de la existencia de aquellos a los que les cuesta demasiado poner al día los principios dogmáticos que terminan impidiendo todo avance y reduciendo las prácticas en algo irreconocible para casi todo el mundo, cuando no en algo rechazable directamente.

Glocalidad y glocalización, dos forma de plantear un rato de pensamiento en cualquier formato y en cualquier foro. Para ello, claro, aunque sea local, tiene que estar abierto a lo global. Y eso…

No hay comentarios: