sábado, 5 de agosto de 2017

METAMORFOSIS (IV): GIGANTOMAQUIA

GIGANTOMAQUIA

Del éter las estrellas arpegiaban
los sonidos que, en dulces melodías,
se abismaban en lo hondo de los mares;
el Olimpo aromaba  con perfumes
los sotos y campiñas.
La sangre derramada por Urano
llovió sobre la tierra
Gigantes que aspiraban al banquete
sagrado de los dioses,
cual árbol de la ciencia
de la sabiduría,
sintieron que el Olimpo los llamaba
para gozar los frutos
de luz y de razón.

Allí se vio batalla muy forjada
contra las huestes múltiples de Zeus;
los cuerpos se desmiembran
y todos los gigantes
ruedan hacia los valles
del Pelio y del Olimpo.
La tierra los acoge y los sepulta
con la masa erigida
de su caliente sangre.
Desde entonces la sangre
riega campos y huertos.

No es comprender lo alto,
lo supremo es saber

mirar hacia otro lado.

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