CRÓNICAS
DE URGENCIA. PÁGINA DOS
Con
rara exactitud, cada mañana
visitaba a la jefa de su banco.
No había remedio al repasar su cuenta:
ni con besos pagaba ningún plazo.
Los
meses se
marchaban con presteza,
como lo hace la vida a cada instante,
excepto acaso la última semana
cuando era la pensión su fiel rescate.
Era
carne en
filete de ternera
y rojo solomillo y, al vacío,
jamón en lonchas y de pata negra…
lo que llevaba siempre... su vecino.
El
ruido de ascensor siempre sonaba
parándose a la altura de su piso.
En la puerta de enfrente, la vecina
no guardaba ni un poco de sigilo.
¿Quién se cree
mayor que nadie?
El alcalde.
¿Hasta quién nunca yo iré?
Hasta el juez.
¿Quién se inventa la noticia?
El periodista.
Si quieres que no te embista
la vida por todas partes,
haz que tus pasos te aparten
de alcalde, juez, periodistas.
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