CRÓNICAS
DE URGENCIA
El
pájaro pinto subía y subía
a ver si en el cielo con Dios se encontraba.
Volaba de noche, volaba de día;
cuanto más arriba, más solo se hallaba.
Virtudes
y vicios en
un hospital
bailaban buscando curar de su mal.
Se daban la mano, se iban a abrazar;
se calló la música: no sabían bailar.
Vendía
palabras en
un mercadillo,
mañanas de jueves y de doce a dos.
Las más sustanciosas iban al silencio,
las más imprecisas me las regaló.
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