sábado, 25 de noviembre de 2017

MANUAL DE ESTILO: BLÁZQUEZ DE PEDRO

            MANUAL DE ESTILO: BLÁZQUEZ DE PEDR
                  (PARA TERMINAR, DE MOMENTO)
Ayer fue el día acordado para la presentación del libro de José María Blázquez de Pedro, tejido y compuesto por Ignacio C. Soriano y Miguel Íñiguez. El lugar fue el Casino Obrero.
Con Ignacio me cité a eso de las seis y media. Charlamos un rato para configurar y darle cuerpo a la presentación. Tan solo hicieron falta unos minutos. Después paseamos por la calle Mayor y nos acercamos hasta el lugar en el que el anarquista tuvo su librería, La Racional, junto a los Portales de Pizarro. En charla tranquila volvimos hasta el Obrero, con Antonio Avilés y Manolo Casadiego, y allí desarrollamos la velada. Ignacio y Miguel han escrito un libro denso y muy bien distribuido con los datos vitales y las ideas esenciales de Blázquez de Pedro. A los demás lo que nos queda es darles las gracias y disfrutarlo. Ignacio se dejó llevar por mi guion y aquello creo que resultó saludable y provechoso.
Para cerrar este corto ciclo de aproximación a Blázquez de Pedro, copiaré otro de sus artículos esenciales. Lo escribió ya en Panamá, en El Caballero Andante, una más de sus aventuras periodísticas. Sus objetivos e ideales de propaganda quedan muy claros. Tenía 43 años.
“Nuestras bases ideológicas:
Aspiramos a la Fraternidad Universal, sin amos y sin fronteras.
Ser bueno vale más que ser sabio. Para nosotros, la suprema sabiduría es la bondad.
No tememos a nada ni a nadie. Obrar pensando en castigos y en premios ulteriores, lo consideramos inmoral y encadenador. Laboramos, sobre todo, por el placer de laborar. Amamos el bien por ser el bien, y nada más.
Buscaremos todos los fondos, a través de todas las formas.
En los sustancial, somos egoístas como todo ser viviente; pero nos esforzamos por que nuestro egoísmo no choque, sino que armonice, con el egoísmo de los demás.
Queremos que todo el mundo produzca en la medida de sus potencias, y que todo el mundo consuma y goce según sus necesidades y gustos.
Seremos defensores denodados de la mujer, víctima todavía de numerosas preocupaciones propias, de abundantes injusticias sociales y del imperialismo del varón.
El estudio atento de la realidad nos ha hecho deterministas. Por eso llamamos irresponsables a los llamados delincuentes, en la firmeza de que todos son frutos del desorden social que se atreve a titularse orden. Los tenidos por malos no lo serían si se les diesen medios para evitarlo.
Para juzgar y estimar a las personas, no miraremos el color de su piel; nos atenemos a la nobleza de sus sentimientos y a la elevación de sus ideas.
Sin libertad, no estimamos completa ninguna ventura.
Cuanto más desdichado es un ser, más conmiseración nos infunde. Todos los caídos, todos los que sufren son nuestros hermanos.
Lo discutiremos todo, pero siempre con razones. No porfiaremos nunca. No publicaremos ningún escrito que contenga injurias contra cualquiera, por más que se nos pagase cada línea con un puñado de oro.
De los artículos firmados serán responsables sus autores. De todo escrito que no tenga firma, responderá el Director. No aceptamos más colaboración que la solicitada expresamente por nosotros”.

Y con esta carpetilla, al rincón de pensar.

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