MANUAL DE ESTILO: BLÁZQUEZ DE PEDR
(PARA TERMINAR, DE MOMENTO)
Ayer fue el día acordado para la
presentación del libro de José María Blázquez de Pedro, tejido y compuesto por
Ignacio C. Soriano y Miguel Íñiguez. El lugar fue el Casino Obrero.
Con Ignacio me cité a eso de las seis y
media. Charlamos un rato para configurar y darle cuerpo a la presentación. Tan
solo hicieron falta unos minutos. Después paseamos por la calle Mayor y nos
acercamos hasta el lugar en el que el anarquista tuvo su librería, La Racional,
junto a los Portales de Pizarro. En charla tranquila volvimos hasta el Obrero,
con Antonio Avilés y Manolo Casadiego, y allí desarrollamos la velada. Ignacio
y Miguel han escrito un libro denso y muy bien distribuido con los datos
vitales y las ideas esenciales de Blázquez de Pedro. A los demás lo que nos
queda es darles las gracias y disfrutarlo. Ignacio se dejó llevar por mi guion
y aquello creo que resultó saludable y provechoso.
Para cerrar este corto ciclo de aproximación
a Blázquez de Pedro, copiaré otro de sus artículos esenciales. Lo escribió ya
en Panamá, en El Caballero Andante, una
más de sus aventuras periodísticas. Sus objetivos e ideales de propaganda quedan
muy claros. Tenía 43 años.
“Nuestras
bases ideológicas:
Aspiramos a la Fraternidad Universal, sin
amos y sin fronteras.
Ser bueno vale más que ser sabio. Para
nosotros, la suprema sabiduría es la bondad.
No tememos a nada ni a nadie. Obrar pensando
en castigos y en premios ulteriores, lo consideramos inmoral y encadenador. Laboramos,
sobre todo, por el placer de laborar. Amamos el bien por ser el bien, y nada más.
Buscaremos todos los fondos, a través de
todas las formas.
En los sustancial, somos egoístas como todo
ser viviente; pero nos esforzamos por que nuestro egoísmo no choque, sino que
armonice, con el egoísmo de los demás.
Queremos que todo el mundo produzca en la
medida de sus potencias, y que todo el mundo consuma y goce según sus
necesidades y gustos.
Seremos defensores denodados de la mujer, víctima
todavía de numerosas preocupaciones propias, de abundantes injusticias sociales
y del imperialismo del varón.
El estudio atento de la realidad nos ha
hecho deterministas. Por eso llamamos irresponsables a los llamados
delincuentes, en la firmeza de que todos son frutos del desorden social que se
atreve a titularse orden. Los tenidos por malos no lo serían si se les diesen
medios para evitarlo.
Para juzgar y estimar a las personas, no
miraremos el color de su piel; nos atenemos a la nobleza de sus sentimientos y
a la elevación de sus ideas.
Sin libertad, no estimamos completa ninguna ventura.
Cuanto más desdichado es un ser, más
conmiseración nos infunde. Todos los caídos, todos los que sufren son nuestros
hermanos.
Lo discutiremos todo, pero siempre con
razones. No porfiaremos nunca. No publicaremos ningún escrito que contenga
injurias contra cualquiera, por más que se nos pagase cada línea con un puñado
de oro.
De los artículos firmados serán responsables
sus autores. De todo escrito que no tenga firma, responderá el Director. No
aceptamos más colaboración que la solicitada expresamente por nosotros”.
Y con esta carpetilla, al rincón de pensar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario