AFORISMO Y POEMA: UN LÍMITE IMPRECISO
Aforismos
e ideas líricas. Juan Ramón
Jiménez.
Edición de José Luis
Morante. La Isla de Siltolá. Sevilla, 2018
En
los últimos años se ha puesto de moda el formato literario del aforismo. El
propio antólogo del libro que nos ocupa es un claro ejemplo en su creación. Y
ponerse de moda significa exactamente eso, y no incluye el aserto de que hasta
ahora nadie se hubiera ocupado de crear en esta fórmula. Tal vez por eso se
recuperan los apuntes de los principales autores que se hayan ajustado, en
parte de su obra, a este molde.
De
inmediato surge la pregunta: ¿qué es realmente un aforismo? La definición
académica lo concreta así: “Sentencia breve y doctrinal que se propone como
regla en alguna ciencia o arte”. Allá con la familia de conceptos que se
acercan a este: es larga y no interesa: quedémonos con ese. Así que brevedad y carga de doctrina, como ejemplo y norma que se ha de seguir.
José
Luis Morante nos trae esta edición de aforismos e ideas líricas, nada menos que
de Juan Ramón Jiménez, autor que se ajusta muy bien a este modelo, si es verdad
aquello de que “Arte es quitar lo que sobra”.
A
mí, como lector, no me interesa mucho la forma en que aparece la lista de
aforismos, ni su distribución, ni siquiera el contexto en que está escrita. Es
cosa de eruditos y de gente exclusiva, que me da todo hecho para que yo lo goce
en la lectura. Doy por bueno que una agrupación u otra convocan un perfil de autonomía y
perceptivo diferentes. No creo que sea ni lo más importante ni el banderín de
enganche para discusiones estériles. Y eso que yo debo cuidarme por si acaso y
en lo que me toca por profesión y por afición. Por encima de otras
consideraciones, su colección de aforismos me sirve para entender la esencia y
el afán de su poesía, para poner en claro cuáles eran sus ansias, sus manías,
sus obsesiones últimas en todo, aquello a que aspiraba en cada verso, y acaso,
sin quererlo, las líneas ideológicas en las que se movía.
¿Cuántos
poetas quieren hacer el ejercicio de reducir alguno de sus poemas a los
elementos imprescindibles? Les invito a ello. Y apuesto diez a uno a que, en no
pocos casos, asoma el aforismo en el resumen.
¿Y
qué otra cosa es la idea básica que empuja tantas veces a la mente a indagar en
las luces que proyecta el fogonazo de un aforismo? También invito a comprobar
la verdad o mentira de esta pregunta retórica. Pienso, por supuesto, más en la
poesía lírica que en la narrativa. ¿De modo que “detalles: florecillas, arenas,
burbujas?”. No, no, destellos que te ciegan, llamaradas que queman, arañazos
que rasgan, truenos que adelantan la tormenta. Y todo con empujes muy diversos,
que a mí hay aforismos que me encienden y otros que me resbalan y que ni me
saludan. Sí, sí, aunque hayan salido de la pluma y el puntillismo de JRJ.
La
lógica pediría que aquí y ahora anotara acerca del límite, en poesía, de la
carga conceptual y de la carga emocional, y en qué medida el aforismo se acerca
o se aleja de ese equilibrio incierto entre mente e impulso. Es arduo el
comentario y renuncio a encararlo en estas líneas.
Las
intenciones del autor moguereño, no obstante, son siempre claras: “revisión”,
“depuración”, doma del espíritu y libertad del pensamiento, equilibrio
imposible entre los mundos del pensamiento y del instinto. Y todo ello en tarea
continua, en imposición ideal, hasta terminar siendo, en expresión exacta del
antólogo, “el quehacer de una ontología laborable”, ontología laborable que
cumple sus quehaceres cotidianos en una biografía personal, literaria y social
que José Luis Morante repasa sucintamente en el prefacio y que explica la
acentuación hacia ese acendramiento poético y vital de JRJ, cuenco adecuado
para la idea sustanciada en el aforismo.
¿Que el lector quiere hacer selección de esta
lista?, pues váyase a las páginas y beba y satisfaga sus preguntas. A modo de
ejercicio, le sugiero la página 118. Todo un tratado en escasas palabras. Pero
es solo un ejemplo. Cada cual busque el suyo y reflexione.
El
mundo del poema es constrictivo por naturaleza, aunque aspira a explotar y a
hacerse eterno; el del aforismo lo es más, si cabe. A veces se entrecruzan y se
hermanan, lejos de tecnicismos y peleas. Estas quedan tal vez para los
críticos, que abundan en las formas y acaso se retraen ante lo más sustancioso
y nutritivo.
De
modo que, al antólogo, José Luis Morante, las gracias por su aportación y su
trabajo, y al poeta el reconocimiento por esta suma hermosa de aforismos.
2 comentarios:
Muchas gracias por tu reflexión crítica, que siempre tiene la textura emotiva que te caracteriza y el justo aporte criticr. Abrazo fuerte y feliz verano desde el mar.
Abrazos y lecturas fresquitas.
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