TRASLADO
No resulta sencillo acostumbrarse
a un cambio cuando todo es la
constancia
del dulce encanto de la monotonía.
De repente descubres que hay enseres
que no han tenido sitio en la
maleta
que compone el perfil de tu equipaje:
echas en falta el ruido de la
lluvia
que golpeaba el cristal de la
ventana
cuando llegaba el día y se
asomaba
el cielo al interior de tu
terraza,
el periódico, el ruido de la
radio,
la gente en las aceras, los
balcones
con sus ropas al sol, aquellos
ratos
de parques y jardines, de
paisajes,
de voces de ascensor, de los
enfados,
de las risas sin causa,
de todo aquello repetido y terco
que al fin nos hizo ser como
ahora somos.
En estas otras calles no hay
testigos
de que somos extraños,
de que andamos perdidos y a la
busca
de otras gentes que aprendan
nuestros nombres,
que compartan los gestos y pregunten
qué hacemos simplemente por aquí.
Todo se hará más arduo y
complicado
si el cambio de maletas y de casa
los tengo que cumplir sin que tus
manos
guarden siempre las llaves y la
puerta
se abra sin tu presencia y sin tu
amor.
2 comentarios:
Buenos días, profesor Gutiérrez Turrión:
Preciosos versos dedicados a las personas queridas y al rincón de cada cual.
Dejo un intento de haiku:
La paz casera,
rutina escogida
y valorada.
Saludos
las cosas y las personas nos atan más de lo que creemos.
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