miércoles, 4 de junio de 2014

TRASLADO


TRASLADO
No resulta sencillo acostumbrarse
a un cambio cuando todo es la constancia
del dulce encanto de la monotonía.
De repente descubres  que hay enseres
que no han tenido sitio en la maleta
que  compone el perfil de tu equipaje:
echas en falta el ruido de la lluvia
que golpeaba el cristal de la ventana
cuando llegaba el día y se asomaba
el cielo al interior de tu terraza,
el periódico, el ruido de la radio,
la gente en las aceras, los balcones
con sus ropas al sol, aquellos ratos
de parques y jardines, de paisajes,
de voces de ascensor, de los enfados,
de las risas sin causa,
de todo aquello repetido y terco
que al fin nos hizo ser como ahora somos.

En estas otras calles no hay testigos
de que somos extraños,
de que andamos perdidos y a la busca
de otras gentes que aprendan nuestros nombres,
que compartan los gestos y pregunten
qué hacemos simplemente por aquí.

Todo se hará más arduo y complicado
si el cambio de maletas y de casa
los tengo que cumplir sin que tus manos
guarden siempre las llaves y la puerta

se abra sin tu presencia y sin tu amor.

2 comentarios:

PENELOPE-GELU dijo...

Buenos días, profesor Gutiérrez Turrión:

Preciosos versos dedicados a las personas queridas y al rincón de cada cual.
Dejo un intento de haiku:

La paz casera,
rutina escogida
y valorada.

Saludos

mojadopapel dijo...

las cosas y las personas nos atan más de lo que creemos.