SINFONÍA INACABADA
El cielo llueve nombres en la
lluvia
y es cada gota sílaba compacta
que me acerca al sonido que te
nombra,
que te hace melodía y me hace
blando
cualquier recuerdo que de ti
conservo.
Porque sueño tu cuerpo
y reconozco en él esa costumbre
del tiempo que se empeña
en dibujar tu piel
e insiste tenazmente en habitarte,
y ese dominio intenso y contumaz
al que tu piel aspira inútilmente,
y no es lo mismo:
todo en ti es simple cambio,
y es tu rostro labrado por el
aire
de todos los inviernos, y tus
brazos
muestran las hendiduras provocadas
por el oscuro peso de los años.
Solo tu nombre evoca la presencia
de lo que siempre vive en la
hermosura.
de esa reserva fiel que es
mensajera
de esbelta desnudez, de ciencia
pura.
Hoy llueve mansamente. En la
ventana
oigo tu nombre, en su humedad me
unjo.
Yo pronuncio mi nombre por si
acaso
la lluvia lo quisiera tornar en
melodía
y llevarlo también a tu ventana
como mejor regalo de mi parte.
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