miércoles, 1 de marzo de 2017

DE LOS DEBERES DE AYER

        
Las preguntas del día anterior no fueron al olvido, ni se arrinconaron del salón en el ángulo oscuro. Y en la sesión siguiente, alguien alzó la mano.
-Todo eso de la propiedad es muy confuso y da para mucho rato.
El preguntador miró al de la mano alzada con paciencia.
-No lo dudes, pero eso no anula ni su importancia ni su verdad o mentira.
-Mientras pensamos eso, se me ocurre una nueva pregunta que usted no formulaba: ¿Cuál es el régimen político para encajar el concepto de propiedad?
El viejo preguntador se quedó con la mano apoyada en la barbilla.
-Enumera en primer lugar cuáles son esos regímenes y después tú mismo puedes decidir. Yo solo estoy dispuesto a ayudarte y a que me ayudes.
-Primero monarquía.
El preguntador no lo dejó seguir.
-Recuerda que monarquía significa el mando de uno solo, y que bajo ese mando se encuentran súbditos, no ciudadanos. Recuerda que, en el origen, acaso el ser humano inventó la palabra por instinto, pero ahora hace de la gramática una ciencia y de la poesía un arte. Así que, etimologías por delante.
-Entonces no me encaja, a no ser como forma en la que la propiedad signifique desigualdad y acaso injusticia.
El preguntador guardó un silencio espeso y dejó al preguntante ensimismado.
-Otro es el comunismo.
Y de nuevo el preguntador añadió veloz:
-El comunismo niega la propiedad particular pero la unifica en el Estado, que la impone según las leyes dictadas por el propio Estado. O sea, que no niega de propiedad, simplemente la cambia de manos.
-¿Y la democracia? -añadió ya en carrerilla el preguntante.
-Poder del pueblo; sin embargo, sometido a unas leyes que regulan la existencia de la propiedad, pero que tampoco la eliminan ni la cuestionan.
De nuevo el silencio y las cabezas bajas.
-Ha existido el régimen de sátrapas y de tiranos, pero más bien parecen malas muestras de concentración de poder y de propiedades.
-Pues tú mismo decides si abandonarlos o no.
-¿Y las sociedades sometidas a leyes religiosas?
-Piensa si no es como una monarquía pero además con poderes invisibles.
-No me quedan muchos más. Si acaso la anarquía. Pero eso…
-Primero su significado. Anarquía es falta de mando, falta de imposición externa.
El preguntante se quedó sin reacción.
-Pero, si nadie manda, será el caos y el desorden.
-Tú verás, pero acaso solo sea así si el individuo quiere volver a imponer su poder -y por tanto el derecho de propiedad- sobre los demás individuos de la comunidad. ¿Tú piensas que esto ha de ser así inevitablemente? Porque, si es así, tal vez estemos de nuevo en cualquiera de las modalidades que has enumerado antes.
-Ahora estoy más confuso todavía. Prometo pensar en eso.
-Tal vez la mejora haya que buscarla por todos los caminos. ¿Qué te parece si, además de los regímenes -que no parecen ser todos iguales-, pensamos en la prosperidad individual del ser humano en la educación, para mejorar la sociabilidad, la igualdad y la libertad, en lugar de dedicar tantos esfuerzos a imponer nuestros pretendidos derechos de propiedad que tal vez ni siquiera existan?
El preguntante levantó la bandera blanca, pidió tablas en el combate y prometió seguir pensando en lo de los regímenes y en eso de la fórmula educativa como medio para mejorar.

El sol se les coló por la ventana. La mañana era fresca y todo les invitaba a un buen paseo. Y a ello se fueron. 

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Cuando las palabras nos confundan....salgamos a pasear!