COCINANDO
UNAS TORRIJAS
Con los trozos de pan que están de sobra,
un batido de huevo en mucha leche
que esponja y da calor cuando se hierve,
azúcar y canela se conforman.
Un ratito en el fuego y ya recobra
el pobre pan esa ternura endeble
que anima con pasión a hincarle el diente,
cual manjar que a los labios enamora.
Aquel humilde pan hecho torrijas
sacia ahora cualquier gusto y sacia el hambre
de todo el que a gustarlas se aproxima.
Las canta la cuaresma y todos saben
que no hay Pascua sin ellas, ni alegría.
!Honor a las torrijas, salve, salve!
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