FÁBULA DEL ASNO Y LA PIEDRA
Caminaba aquel asno con su
carga,
en una lentitud exasperante.
Y viendo que la gente, en
todas partes,
en rápida carrera se afanaba,
“¿Adónde voy?”, se dijo, y
observaba
que todo el que pasaba por
delante
mostraba una actitud muy
arrogante
y a toda prisa luego se
alejaba.
“¿Por qué miran así? Si voy tan
lento,
es porque soy un asno y no compensa
repetir varias veces el
tropiezo
ni romper otra vez la misma
piedra.
Prefiero la tardanza y me
contento
con mi conciencia asnal y mi
paciencia”.
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