MIRANDO
UNAS ESQUELAS
Me asaltan en la calle dos esquelas
que anuncian dos entierros este día
y miro de reojo la noticia
que ha dejado la muerte en cartelera.
Y no son dos edades cualesquiera
las de los dos que huyeron de la vida:
son iguales las suyas y la mía,
como si yo de muerto me vistiera.
Ostras,
Pedrín, me digo, si mañana
vieran mi nombre escrito en la pared,
tal vez todos dirían: esa cara
estaba ayer mirando aquí también.
Decidí darle alas a mi marcha
pensando en lo fugaz que es el placer.
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