lunes, 13 de enero de 2020

ANIVERSARIOS


ANIVERSARIOS
Se suelen echar cuentas, cuando comienzan los años, de los acontecimientos que van a resultar importantes durante los mismos. Y se seleccionan aquellos que van a tener más resonancia social. No es más que otra muestra de que somos seres sociales y de que nos dejamos llevar en buena parte por lo que el grupo selecciona. Para este año, verán como las miradas se dirigen hacia las celebraciones deportivas (campeonatos, olimpiadas…), acontecimientos políticos (gobiernos, elecciones…) y catástrofes llamativas. No resulta sencillo salirse de ese esquema: la riada te arrastra y te devora.
En un plano mucho más oscuro quedarán noticias y hechos que afectan a menos personas o que, aun afectando a todos, tienen menos lustre y apariencia externa. Son todas aquellas que no alcanzan brillo en la escala de valores de la apariencia que todo lo domina. Porque el clima es general y el sol sale para todos, la desigualdad se ceba con demasiadas personas, o el tiempo nos va arrastrando sin distinción de clases. Pero estas consideraciones merecen menos atención, no entran en los resplandores de las pasarelas ni alcanzan los seguidores suficientes. Qué pena.
Todavía se oculta un poco más un plano particular, más personal, más único, más intenso y atractivo. Se trata de aquel que nos afecta específicamente a cada uno de nosotros de manera especial, porque conforma nuestra vida, o nuestros afectos, o nuestro entorno más cercano. Los hechos que se incluyen en este nivel apenas interesan, ni al vecino de enfrente, y pocos tendrán noticias de ellos. Pero a ellos tendríamos que dedicarles nuestra atención y nuestro cuidado. A la mierda los espectáculos y las estrellas vacías de contenido, al estercolero las pasarelas de la moda y de las luces fugaces que solo destellan, pero que no tienen sustancia sino solo la oquedad del mundo en su cabeza.
Y, como recordaba la canción, “cada uno a lo que hay que hacer: Tú a…, tú…, tú…” Solo desde esa atención a nuestras pequeñas cosas y a nuestros aniversarios podremos construir unas vidas más sustanciosas y un mundo más real y menos engañoso.
Yo seleccionaré alguno de esos hechos que me merezcan la pena, por recordarlos como aniversarios, o porque merezcan, en otros años posteriores, ser recordados como aniversario. Como son personales, me los guardaré. Cada cual hará su elección personal.
Pero como no podemos hurtarnos de todo lo que pasa por ahí, al menos seleccionemos con cuidado y con provecho. Por ejemplo, al lado de los acontecimientos deportivos, podemos recordar que este año se celebran el centenario de la muerte de Pérez Galdós, quien tanto nos enseñó acerca de la novela y de lo que aconteció en el siglo diecinueve, y el centenario del nacimiento de Miguel Delibes, que tanto nos dejó dicho acerca de lo que significa la naturaleza para el ser humano. Tal vez ahora que tan de moda está eso de la España vacía y vaciada muchos deberían volver a él y a sus libros para sentir la emoción y la verdad de lo que dice. Yo ya he vuelto estos primeros días del año a la emoción de su enternecedora obra El Camino.
Son solo dos ejemplos de aniversarios que merecen la pena. No tanto como los de cada cual, pero más que algunos que nos van a imponer machaconamente. Pues eso.

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