TURNO
DE PALABRA
Sucede poco a poco, sin
destellos
que cieguen la visión en
un instante.
El tiempo va encogiéndose
en sus límites
y lo que fue un ensayo
que no fijaba límites ni horarios
se va haciendo pequeño y cotidiano.
Entonces,
yo jugaba a la vida en todo tiempo
y nunca era a destiempo,
pues las horas
no marcaban ninguna
obligación.
Ellos habían prestado
la mezcla del deseo y de
la sangre
y yo quedé fijado para
siempre
en las manos confusas del
azar.
Vivía a la deriva porque
todo
era revelación,
descubrimiento.
Ahora
ha pasado ya tiempo,
mucho tiempo
de préstamo gratuito del
azar.
Empiezo a conjugar en el
pasado.
¿Se han cumplido mi
tiempo y mi palabra?
¿He de ceder el turno a
otras miradas?
¿El turno de palabra es
ya de otros?
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