jueves, 9 de enero de 2020

BUEN SIRVIENTE, PERO MAL AMO


 BUEN SIRVIENTE, PERO MAL AMO             
Se atribuye a Óscar Wilde la siguiente afirmación: “Cuando era joven, pensaba que el dinero era lo más importante en la vida; ahora que soy mayor, sé que lo es”. De forma más popular, se oye con frecuencia esto: “El dinero no vale mucho, pero lo demás está todo tan caro…” Y así de mil maneras.

Qué frases tan lapidarias si responden a la verdad. Pues con frecuencia tiende uno a pensar que realmente así es. Porque resulta que hasta la muerte tiene un precio y las personas terminan vendiéndose por un puñado de dólares. (Sí, las películas del Oeste me gustan: algo tengo que salvar de Origud). Casi todo en la vida tiende a regularse por el patrón del dinero. Y mucho de lo que se opone a ello, en pensamientos y en acciones sociales y políticas, es precisamente para intentar que ese patrón no se desmande y provoque resultados inasumibles para la comunidad. O sea, que vuelta al dinero como regulador.

¿No se puede salvar nada de este aparente naufragio? Pues acaso dependa del cristal con que se mire, por más que cualquier cristal mantiene un tufillo que nos lleva siempre al dinero. Son muchos los creadores que han sentenciado acerca del dinero. Los hay para todos los gustos. He aquí media docena:
-        -  Mateo Alemán: “Mejor es hombre necesitado de dinero que dinero necesitado de hombre”.

-          -Del Refranero: “Quien nunca tuvo un apuro no sabe lo que es un duro”.

-         - B. Franklin: “De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero”.

-          -Voltaire: “Cuando se trata de dinero, todos son de la misma religión”.

-          -Juvenal: “El dinero huele bien venga de donde venga”.

-          -G. B. Shaw: “El dinero no es nada, pero mucho dinero, eso ya es otra cosa”.

Como se puede suponer, la lista puede ser aumentada con facilidad. Cada uno contiene una buena carga de profundidad y dispara con bala; merecería un comentario de desglose. Pero es fácil imaginar que todos los comentarios terminarían rumiando en el prado de la importancia que tiene este señor tan especial.
Acabamos de pasar unas fiestas en las que los bolsillos se han tenido que rascar un poco más. Afrontamos las rebajas y la cuesta de enero, esas etapas que la sociedad de consumo y del dinero nos imponen en su calendario. No sé qué tal de espacio le hemos dejado al dinero en nuestros bolsillos. Tratádmelo bien y que no se enfade, porque desembarazarnos de él, por su presencia o por su ausencia, nos va a resultar imposible.
Si al menos el puñetero se quisiera refugiar de una manera más equitativa en los bolsillos… Se conoce que algunos lo deben de tratar mejor que otros y por eso a unos les llena las carteras y a otros ni se digna saludarlos. Qué le habrán hecho los pobres…
Terminaré con unas palabras de Henry G. Bohn: “El dinero es un buen sirviente, pero un mal amo”.
Tal vez eso lo explique casi todo.

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