EN LAS FECHAS OSCURAS DEL INVIERNO
En las fechas oscuras del invierno,
me gusta oír noticias de la noche.
Necesito el silencio y un poquito
de amable oscuridad y de abandono.
En esta situación, abro las puertas,
desnudo de cortinas las ventanas
y dejo que la brisa me acaricie.
.
Poco a poco, me llegan,
como pidiendo paso y asustados,
los ecos de las cosas de
allá afuera:
de donde duerme un niño
tiernamente;
del amor que hace suyos
unos cuerpos;
o de la soledad, que
sigue triste
buscando hacerse amor en
esos cuerpos.
Observo cómo todo
se va quedando mudo y en
silencio,
y el mundo se suspende
por un rato,
como dándose tiempo
para volver con fuerza al
nuevo día.
Hay tantas ilusiones que
se duermen,
que es mejor no tratar de
molestarlas
y desear que la noche no
se acabe
por no volver a ver que
todo es sueño.
Yo también soy un eco en
esas noches,
un eco de mí mismo en que
me siento
sonido que me suena en la
conciencia
y me deja temblando en
esos sueños
que son noche y son vida.
En su regazo
me duermo como un niño
que se mece
en las caricias plácidas
del tiempo.
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