ENCUENTROS
EN LA TERCERA FASE
Parece que el furor de la
pandemia se remansa por fin. Anda todo engolfado en el asunto de la
desescalada, ese nuevo concepto que nos refiere a un afán compulsivo por volver
a sentirnos como antes de todo este período doloroso. Algo tiene de irreal y de
película todo esto.
Nada es aún definitivo,
ni siquiera seguro, todo sigue en estado provisional y como a la espera de que
al virus no le dé por volver a atacar en nueva oleada en el otoño. Mientras
tanto, la vida va buscando viejas fórmulas y lo hace por etapas y por
territorios fragmentados. Faltan por llegar a una tercera fase las
aglomeraciones de Madrid y de Cataluña, junto con los que vivimos en la meseta
alta, que andamos desparramados en este amplio territorio y dolidos de lleno
porque la pandemia se ha cebado en nosotros demasiado. Este ha de ser un paso
decisivo en el control final de todo esto. El segundo será el verano, ya a las
puertas, con todas las acciones al aire libre, las reuniones casi inevitables y
la llegada masiva de turistas.
Cuando esto se cumpla,
será el momento preciso de medir nuestras responsabilidades individuales y el
respeto que nos merecen los demás. Si salimos con el empeño en estos dos
hechos, tendremos mucho ganado para todos. No será fácil. Los ánimos, cargados
de recelos, aguardan en suspenso su llegada.
Serán los encuentros en
la tercera fase, acaso visionarios y un poquito irreales, con la materia al
lado y sin tocarla, con los abrazos quietos y a la espera, con los besos
prendidos en los labios, con la vida soñada en otra escala y dando tiempo al
tiempo, por si el virus se siente malquerido y entonces se aleja de nosotros, o
encontramos los medios de darle un esquinazo definitivo pronto. Serán aquellos
tiempos de romper las barreras y de dar rienda suelta a lo que ahora tenemos en
reserva y escondido. Qué explosiones de afecto y de cariño, de amistad y de
tiempo compartido. La vida se nos puso en blanco y negro, y andamos como ciegos
buscando la otra luz de los caminos.
N. B. Ahora mismo leo que
Castilla y León quiere pedir ese encuentro en la tercera fase ya para el
próximo lunes. Y me quedo perplejo y sin resuello, pues a las ganas de ello se
unen los recelos de todo lo que no tiene un asiento y un camino seguro.
Veremos.
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